El candidato de todos

No existen los equipos invencibles. En ningún deporte y en ninguna parte del mundo. San Lorenzo es un gran equipo. Podríamos ir rápidamente a cualquier adjetivo ante del sustantivo “equipo” y podríamos hacer justicia: enorme equipo, fantástico equipo, sensacional equipo, demoledor equipo y así podríamos estar toda la tarde, sin problemas. Pero no invencible.

El primero que sabe que no es invencible es el propio San Lorenzo, que por estas horas negocia la vigilia del partido semifinal ante Estudiantes de Concordia entre nervios, ansiedad y confianza.

Podemos hacer un descripción de qué clase de equipo es San Lorenzo (y lo haremos) pero principalmente lo que no se sabe es como jugarán todos los factores externos que envuelven este partido trascendental. ¿Por qué? Porque no son robots, son seres humanos y la presión es verdaderamente grande.

Hay un elemento que jugará a favor como balance de la presión del favoritismo: la gente. Jugar de local siempre es una ventaja. El resto de los intangibles juegan fuertemente en contra. Y de hecho San Lorenzo lo viene sintiendo (y mostrando) desde el último mes. Asumir determinados protagonismos y favoritismos es un trabajo más para el entrenador, porque se convive con la obligación de no fallar, con un resultado único (ganar) y la idea de estar siempre en la mejor versión posible.

Lo más importante para una definición de dos partidos es llegar con el equipo en el punto más alto de rendimiento. Y para San Lorenzo ese lugar parece haber sido el mes de enero, donde jugó 9 partidos (6 por Liga nacional y 3 por Liga de las Américas) sin perder ninguno. Con un promedio de 93.9 pts a favor y 75.7 en contra. Ganando a sus rivales por un promedio de 18.2 pts de diferencia.

En febrero abrió con dos súper triunfos (San Martín e Instituto de local) y haciendo un estricto acto de justicia con sus rivales con algunos problemas: San Martín jugó sin su base titular (Faggiano) y su ala pivote suplente (Lucas González) mientras que Instituto se le lesionó tempranamente Santiago Scala. De todos modos son dos equipos de altísimo vuelo. Y el envión ganador se extendió a 14 victorias al hilo contando la última del 2017 en Córdoba ante justamente Instituto y las dos siguientes de febrero (Boca y Ferro). Estas últimas sin ningún tipo de brillo, por inercia y peso propio ante rivales que atravesaban sus propios tormentos.

En la ventana clasificatoria para el Mundial de China, Sergio Hernández tuvo piedad del descanso que necesitaban los jugadores y no convocó a Marcos Mata y Penka Aguirre (Sandes ya estaba lesionado) se subestimó el problema que tenía en el tobillo Gabriel Deck, que después del partido ante Uruguay dejó la concentración nacional y volvió a casa a recuperarse, desde entonces (23 de febrero) no ha vuelto a jugar.

El dato siguiente abruma de contundente: en solo un mes San Lorenzo perdió la misma cantidad de partidos que en prácticamente un año. Sus últimas tres derrotas (Salta Basket, Gimnasia de Comodoro y Boca) todas de visitante se equiparan con las que tuvo desde el 10 de abril del año pasado donde solo sumo tres derrotas: cerró el torneo pasado con una corrida de 18-1 entre serie regular y play offs (perdió un juego de la final ante Regatas), venció Real Madrid y Barcelona en España en la preparación, luego 12-1 en el Super 20, 3-0 en Liga de las Américas y 16-1 en el comienzo del actual torneo. En suma, 51 victorias y 3 derrotas en 11 meses.

La llegada de Joel Anthony y Gani Lawal no son precisamente buenas noticias y no porque sean malos jugadores, por el contrario, son muy buenos pero también significan la necesidad que tuvo Gonzalo García de tocar el equipo para generar el recambio de Matías Sandes (una pieza muy importante en la conexión ofensiva del equipo en el cinco contra cinco) y la salida de una apático DeJuan Blair.

Contra Boca el pasado martes no jugó Mathías Calfani por precaución y se prenden velas a que Gabriel Deck llegue bien para el sábado. La actuación del equipo fue lógica y consecuente a la coyuntura. ¿Quién arriesgaría un salto y un esguince a tres días de la semifinal de América? ¿Quién arriesgaría un choque y un ojo negro a tres días de la semifinal de América? ¿Quién arriesgaría un pique y un desgarro a tres días de la semifinal de América? Por eso San Lorenzo levantó el partido con los dos americanos suplentes y tres juveniles. La tensión y necesidad de estar al 100% para el sábado se vive desde hace un mes en el campamento del Ciclón.

El contexto de lesiones de Deck, Sandes y Calfani, más las tres derrotas en un mes no es el lugar ideal para encarar la semifinal soñada, pero el cuerpo técnico ha hecho un trabajo artesanal, de orfebre, preparando los cañones a que todo pueda explotar correctamente en el momento justo. En el marco de las presiones del “no fallar” San Lorenzo deberá demostrar que hizo bien los deberes en todo aspecto. Los dirigentes trabajaron y aseguraron los cuadrangulares semifinal y final para jugarlo de local. En este último la inversión económica fue sideral.

San Lorenzo tiene todo para centrarse como el candidato y favorito de todos. Su localía (el Pando lleno truena y vibra), sus individualidades (10 jugadores de lujo), su juego en equipo (sabe a qué juega y por dónde ir incluso en momentos críticos, está maduro), su cuerpo técnico (experiencia, inteligencia táctica y profesionales sobresalientes). En dos partidos se juega la suerte de todo el año.

Pablo Tosal
@pablotosal