El Real Madrid conquista Europa por décima vez tras vencer a Fenerbahce por 85 a 80. El equipo blanco ganó la Euroliga con un gran trabajo colectivo en defensa y en ataque frente al anterior campeón. Una nueva alegría para Facundo Campazzo.
Autor:Flavio Ibarra (@Flaviorocambole en Twitter )
En una oda al espíritu de superación y al esfuerzo colectivo el Real Madridalcanzó en Belgrado la 10ª Copa de Europa de su historia tras batir a un Fenerbahçe orgulloso en su derrota (85-80). Sobreviviendo a la embestida final de los turcos, a un ambiente hostil y a una temporada endiablada, los de Laso recuperaron el trono continental tres años después.
Con 17 puntos de Causeur y 15 del MVP Doncic, con un rebote providencial de Thompkins y un sacrificio conmovedor de todos los miembros de la plantilla, los blancos atajaron la mística de Zeljko Obradovic. Felipe y Llull alzaron la Euroliga de la resiliencia para un grupo que se levantó para tocar el cielo.
El Madrid culminó la larga temporada continental con la Décima, un duro camino por culpa de las lesiones pero que dio la fuerza de equipo a los de Laso, la que sabe explotar al máximo el técnico vitoriano desde que llegara en 2011 para un equipo que no deja de competir.
El Madrid entró mejor y al Fenerbahce le falló el pulso del que tiene que defender su trono. Los de Laso dejaron escapar un golpe mayor a su rival, entre el final del último cuarto y principio del segundo (25-17). Los de blanco se escaparon con un 4/5 en triples, mientras que los turcos volvieron al partido gracias a 11 puntos de Melli.
Los de Obradovic tuvieron que aguantar sin un Vesely condenado por dos faltas en minuto y medio, con Duverioglu entonado, corrigiendo esa carga de faltas en el segundo parcial. Sin llegar a romper, en el Madrid Doncic comenzó enchufado con los seis primeros puntos de su equipo y Rudy puso la sangre caliente que hace falta en una final.
A pesar de endosar un 14-2 en ese tramo antes mencionado, al Madrid se le escapó un solado de Obradovic con Melli (38-40). El ejercicio coral de los blancos tiró en la reanudación de Causeur y un Reyes a sus anchas sin Vesely. Fenerbahce se quedó en medio de dos aguas, sin cerrar en defensa ni disfrutar en ataque. La superioridad bajo aros para el Madrid se agrandó con Tavares.
Los de Estambul comenzaban a perder varias batallas dentro de una guerra abierta en su bando gracias a Melli y un peligroso despertar de Wanamaker. Sin embargo, el Madrid sacó la maraña defensiva para esta vez guardar la renta de cara a los últimos 10 minutos (63-55) y minar la moral de su rival. La de Vesely ya estaba desquiciada desde el primer minuto y, lo volvió a demostrar.
La estrella checa terminó de apagarse con una bandeja fácil fallada y una antideportiva que terminó en un triple de Carroll (71-61). Con cinco minutos para decidir al campeón, el Madrid creció en defensa y manejó los nervios para no sufrir pese a cierta dosis de emoción. Doncic tomó los mandos de costa a costa y Tavares confirmó que no hay pívot como él en Europa. El techo de Belgrado cayó sobre los turcos.
El Fenerbahce buscó la desesperada con Melli, Ali y Wanamaker, pero al Madrid no le tembló el pulso, férreo en defensa con Doncic y un Thompkins que terminó sentenciando la final con un palmeo que alejaba definitivamente a los de Obradovic. Mr. Euroliga no pudo engordar su leyenda donde nació, a escasos metros en el Pionir, como jugador de Partizán. La gloria es para un Madrid que con Laso hace más grande su condición de mejor equipo de Europa.