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27/08/2018 16:41 | Especiales

El retiro de Manu

El dorado cinco en la espalda

Hubo Romance, hubo fuego y hubo distancias dolorosas, como en toda historia de amor. Emanuel Ginóbili amó la camiseta argentina desde el primer día y con él se consiguieron los mayores logros.
Autor:Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.net)
El dorado cinco en la espalda

La selección nacional mayor y Emanuel Ginóbili tienen un romance especial. No es el que más partido jugó, ni el que más puntos hizo, ni siquiera fue capitán. Sin embargo se profesan un amor inconmensurable. Él y la selección, él y la gente, él y su eterno cinco en la espalda.

En el punto de partida, el entrenador Julio Cesar Lamas tiene un espacio especial en la historia, porque contra varios pronósticos eligió llevar en el plantel al pibe de Bahía que cumplió 21 años el día anterior del debut de Argentina contra Australia por el Grupo D del Mundial de Grecia de 1998.

Para dicha elección Lamas dejó afuera nada menos que a Jorge “Batman” Racca, uno de los goleadores de la Liga Nacional. Se preparaba la selección del futuro y “Manu” venía pidiendo pista. Aun así fue una decisión valiente. “Mientras yo esté Ginóbili será parte del plantel” dijo entonces el entrenador para cerrar con la polémica por haber llevado al prometedor zurdo que jugaba en Estudiantes de Bahía. Manu había debutado en la selección mayor en los Juegos de la buena Voluntad en New York en 1997.

En definitiva terminó siendo el quinto goleador del equipo con 7.8 puntos en 18:30 minutos. La misma tierra donde jugó su primer mundial le tendría preparada una historia especial 6 años después en los Juegos Olímpicos.

En la transición de su desarrollo profesional, Manu se fue a Europa a seguir su carrera. La ley Bosman y las fronteras cerradas con los balcánicos le abrieron las puertas a gran parte de la camada de la Generación Dorada. Y todos aprovecharon para meterse de lleno en el gran mundo del básquetbol. Como se sabe, solo los diferentes y privilegiados de verdad marcan las diferencias para trascender entre los grandes.

En la selección ocupó desde entonces un lugar especial en el plantel por ascendencia de liderazgo, influencia e impacto que tuvo sobre el juego y sus compañeros. No necesitó la cinta de capitán. Predicó con ejemplos y lideró desde la toma de decisiones, su control de las emociones, su compañerismo y especialmente la falta de ego que impuso desde la hora cero para jamás ejercer la chapa de jugador multipremiado.

Desde el premundial de Neuquén 2001, Manu fue mostrando que su rol sería el escolta goleador. Si le hubieran pedido otro rol, lo hubiera aceptado porque esa visión de no necesitar puntos propios para ayudar al equipo también lo tuvo en la selección.

Manu terminó como el goleador del equipo en el subcampeonato de Indianápolis 2002 con 14.1 pts y eso que anduvo flojo en el tiro de tres. Todavía en el cuento de “que hubiera pasado si” todos nos lamentamos por la lesión en la semifinal que lo sacó de la final. Lo cierto es que sin jugarla fue la pieza clave de una selección que deslumbró al mundo por su juego colectivo y defensa de equipo.

Un año después en San Juan de Puerto Rico Argentina fue a buscar su clasificación para los Juego de Atenas de 2004 y se consiguió con mucho esfuerzo. No se brilló como en Indianápolis pero en el cruce decisivo ante Canadá en Semifinales, no se defraudó (88-72) y poco importó perder la final ante USA (73-106). Manu volvió a repetirse como goleador del equipo con 14.1 puntos para tener la posibilidad de vivir la experiencia de los Juegos Olímpicos, sin dudas el desafío más grande de su carrera.

Manu Ginobili 27 pts vs Serbia y Montegro (Atenas 2004)

En el 2004 Atenas lo consagraría como ídolo eterno, con apenas 9 años de profesionalismo llegando a un logro inimaginable: oro olímpico. Ya era campeón de la NBA (2003) pero en la selección la resonancia estelar explota porque Manu se cargó la mayoría de las decisiones ofensivas en un equipo que tuvo más ajustado que nunca en juego pero se quedó con todo. Ginóbili fue el goleador con 19.3 puntos en los 8 partidos.

En el marco de ese torneo quedará para siempre las imágenes de la “palomita” contra Serbia en el debut y la actuación fenomenal (29 puntos) para ganarle nuevamente al Dream Team liderando con puntos otra actuación gloriosa para meterse en la final contra Italia.

Manu Ginobili 29 puntos vs. USA Juegos Olímpicos 2004

Manu entró en el Olimpo de los dioses del deporte Argentino por ese torneo. Pero aún tenía más para dar.

Luego del descanso del 2005, Ginóbili retornó para el Mundial de Japón 2006 donde la selección tuvo un andar brillante en todo el torneo pero una pelota maldita en el último segundo sobre un tiro de Nocioni no quiso entrar y España nos quitó la final y la gran oportunidad de salir campeones del mundo. Una vez más Manu fue el goleador del equipo con 15.1 pts en 9 partidos.

Para el 2007 Manu decidió no formar parte del equipo que fue a Las Vegas para buscar la clasificación de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. En el marco de muchas renuncias (Emanuel Ginóbili, Fabricio Oberto, Walter Herrmann, Juan Ignacio Sánchez, Rubén Wolkowyski, Gabriel Fernández, Hernán Jasen y Andrés Nocioni, por diferentes motivos) la selección quedó en manos de Luis Scola que sacó de paseo a todos sus rivales y con Prigioni como base y Delfino como lugarteniente se alzaron con la clasificación olímpica.

Dicha actuación activó una de las tantas anécdotas que describen a Manu. En la previa de los Juegos Olímpicos de Beijing buscando la nueva capitanía del equipo que dejó vacante Pepe Sánchez en el Mundial 2006 y tomó Luis Scola en el 2007, Manu se acercó al Oveja Hernández y le dijo: “el capitán debe ser Luis, porque él fue a Las Vegas y se transformó en el líder de la clasificación. A los juegos, en gran medida, lo vamos a jugar por él”. No le interesaba la cinta. Sabía que su rol en el equipo estaba en la trascendencia de su juego.

Para el 2008 la Argentina vivió otro de los momentos épicos de la historia del básquetbol nacional y una vez más Manu cumplió una performance extraordinaria para ayudar a su equipo a obtener la medalla de bronce. Por primera vez desde que está en el proceso de escolta titular no se erigió en el goleador del equipo (17.7 pts), cediendo ese lugar a Luis Scola (18.9 pts).

Manu Ginobili 24 puntos vs Grecia (Beijing 2008)

En Beijing se produce una de las historias que se tallan a fuego en la memoria del libro dorado de la selección. El llanto de Manu en el vestuario, previo al juego por el tercer puesto ante Lituania, donde había probado su tobillo para jugar, hizo estallar los corazones de todos sus compañeros. Argentina jugó con una energía increíble y pasó por arriba a los lituanos que pocos pudieron hacer contra un equipo guiado por las emociones. La tristeza de Manu por perderse ese partido clave tuvo recompensa en el valor que sus compañeros le dieron a esas lágrimas de frustración. Ascendencia por empatía.

En el 2009 Manu no va al premundial de Puerto Rico y en abril del 2010 hizo oficial una de las decisiones más difíciles de su carrera: se bajó del mundial de Turquía 2010. Al regresar al país de su temporada en San Antonio, previo al mundial que vería por televisión Manu declaró: “Siento culpa de no ir al Mundial. Pienso en Luis, Chapu, Fabri, Carlitos, Pablo y me duele dejarlos con uno menos, pero físicamente necesito no estar en la selección. Igual, cuando tiren la bola al aire me voy a querer morir, será durísimo.” Ginóbili, con notable agudeza, comenzaba a pensar en cómo sobrellevar su etapa final del profesionalismo y empezó a elegir los torneos para participar.

De todos modos la ausencia no fue larga ya que Argentina se presentó como organizador del Torneo FIBA Américas 2011 que además tenía dos pasajes en juegos para Londres 2012. Y Manu volvió con todo. En casa y ante 9000 personas que reventaron el Polideportivo Islas Malvinas cada noche, la selección se quedó con la medalla de oro, y Manu fue el segundo goleador del equipo (15.8) detrás de Luis Scola (21.4) quien además se consagró como goleador del torneo.

Para Londres 2012 Argentina casi logra la hazaña de llegar a tres podios seguidos en Juegos Olímpicos, pero la puntería del ruso Alexey Shved en el triple del final nos dejó con las manos vacías en la lucha de la medalla de bronce. Manu vuelve a ser el líder ofensivo (19.5) por arriba de Scola (18.0) y mostrando toda su clase internacional en los grandes eventos. Pero los logros son colectivos y Argentina no tuvo suerte.

Manu Ginobili 26 puntos vs Francia (Juegos Olimpicos 2012)

Desde los juegos de Londres debieron pasar cuatro años para volver a reencontrar a Manu Ginóbili con la selección Nacional. Fue el período más largo de ausencia aunque no querido, ya que en junio del 2014 Manu anunció su presencia en el equipo que iría al Mundial de España de 2014 pero antes de regresar a la Argentina, la franquicia texana San Antonio Spurs lo atajo con un problema enorme: tenía una fractura en la pierna derecha.

Al regresar al país declaró: "Estoy bien, shockeado, conmocionado por la noticia de la lesión. Soy optimista, tengo cuatro semanas y confío que voy a estar mejor, la lesión se va a curar". Finalmente no pudo cumplir las exigencias de recuperación y se perdió el mundial.

Para el 2016, luego de la enorme clasificación de Argentina a los Juegos Olímpicos de Río conseguido en México, Manu se metió de nuevo en la vida de la selección con toda la intención de tener su torneo despedida. Desde 1997 eran ya 19 años con la camiseta celeste y blanca y Manu sabía que debía ponerle fin al viaje.

El show comenzó en Córdoba con el mejor cuadrangular de selecciones de la historia que se haya jugado en nuestro país contra Serbia, Croacia y Francia y 20 días después en Río de Janeiro se abrió el telón para el último acto.

La Argentina no pudo esquivar a USA en los cuartos de final y el torneo se fue con una cancha que desbordaba pasión argentina. Ese torneo nos regaló el 13 de agosto del 2016 uno de los partidos emocionalmente más alto de la historia con la victoria sobre el local Brasil en tiempo suplementario.

Manu por primera vez lanzó más triples que dobles y declaró haberse sentido “útil” a la selección. El bahiense tuvo 15.0 puntos de promedio por partido y fue el segundo goleador del equipo, pero por primera no por debajo de Luis Scola (14.8) sino de un “duende” que se había adueñado de la base en el 2013 y tomó el Testigo de liderazgo de la selección: Facundo Campazzo (15.8 quien fue el goleador del equipo).

Ante el nuevo Dream Team las escenas de cierre de juego y post partido son todas de reconocimiento a la trayectoria de Emanuel Ginóbili. El respeto de sus adversarios, la admiración general, la pasión y amor que despierta en sus hinchas, el deslumbramiento periodístico del mundo, confluyeron todas al mismo tiempo. No había dudas para nadie entonces que retiraba un gigante. Manu le decía adiós a la selección que ayudó a poner en lo más alto del globo. Siempre con la cinco en la espalda, celeste y blanca… y con el número dorado.

@pablotosal