Borracho de alegría

Muchas veces a algunos equipos los malos comienzos de juegos les significan derrotas y otros les sirven para aprender y corregir el rumbo para la continuidad. El caso de Quilmes de Mar del Plata ante Gimnasia de Comodoro puede ubicarse en el segundo lote.

Es que los dirigidos por Javier Bianchelli lograron salir de un mal inicio de partido en la noche de sábado e impusieron dominio para quedarse con la victoria por 94 a 71 en el partido previo al clásico ante Peñarol, el próximo martes.

Gimnasia tuvo un arranque soñado, con un parcial de 2-9 en los primeros tres minutos del juego, lo que le permitió tomar esa ventaja en el encuentro, con cuatro puntos de Dwight Lewis y cinco de Eloy Camacho Vargas. Esta situación para nada alentadora obligó al técnico local a pedir tiempo muerto en el primer período para cambiar el panorama de su equipo.

Ese pedido y charla con sus jugadores pareció dar buenos resultados. Es que Quilmes tuvo un retorno a cancha fulminante, machacando el cesto rival con un 13-0 que dejó sin ningún tipo de respuestas al Verde, que debió refugiarse en el time out para rearmar piezas.

Un triple de Lucas Pérez sacó levemente del letargo a los de Comodoro, pero Quilmes estaba envalentonado y con un Omar Cantón fuerte en el ataque (10 puntos en ese período) logró cerrar de gran forma el cuarto para dejar la historia 26-16. Así, unos cambiantes diez minutos se cerraron dejando una imagen de recuperación del anfitrión.

En el segundo segmento, los de Bianchelli se dedicaron a manejar la distancia y a ampliarla. Quilmes dominó la lucha aérea y en los primeros veinte minutos se quedó con un 23-17 en ese rubro, aprovechando esos números para también poder ensanchar la diferencia.

Cantón seguía siendo ahora uno de los líderes anotadores, aunque en el segundo período anotó sólo un doble en su lucha en el poste bajo. Pero en los locales aparecían otras variantes a cuentagotas tras rotar y mover la pelota para encontrar al mejor ubicado. Estos fueron los ejemplos de Sebastián Morales, que llegaba también a la docena de puntos, Eduardo Vassirani y Luciano Tantos, comenzando este último a aparecer en el juego.

Con flojos números de tres puntos (4/15 -26%), el anfitrión se mantuvo con la efectividad en lanzamientos de campo, rubro en el que fue superior a la de su rival (18/39-46% ante el 9-27-33% de Gimnasia). Eso le sirvió a Quilmes para seguir siendo el dueño del partido, mientras la visita apostaba a un gran segundo cuarto de Juan Manuel Rivero, con 10 puntos, para hacer algo de fuerza en el ataque verde.

Ese segmento se terminó con un parcial de 23 a 18 (48-34) para Quilmes que no parecía tener problemas para imponer su juego, tras un difícil arranque del encuentro. Todavía quedaban veinte minutos, que podían significar la estocada final de los de Mar del Plata o el renacer de los sureños.

A la vuelta de los vestuarios, Quilmes siguió encendido y logró tomar la máxima del partido en ese tercer cuarto. El “Cervecero” se escapó hasta tomar una brecha de 19 puntos (65-46), con Cantón como abanderado (jugando y haciendo jugar a sus compañeros), pero teniendo a un Tantos totalmente metido en partido, defendiendo y atacando. Lucho sumaba un 4/4 en triples y se quedaba con 15 puntos.

Pero esa primavera de 19 que había tomado Quilmes se esfumó cuando Gimnasia apostó a una defensa zonal y cuando Vargas volvió a ser protagonista de la ofensiva sureña. Fueron 14 los puntos que anotó el extranjero en el anteúltimo período y con un cierre de 2-10 los de Comodoro limaron la diferencia. Al último cuarto entraron con el marcador favorable a los marplatense 67-56, dejando el juego otra vez abierto para el “chico” final.

En esos últimos diez, Gimnasia siguió con su fórmula: defensa zonal que le permitió la continuidad en su remontada. El conjunto dirigido por Martín Villagrán llegó a estar a ocho puntos (69-61 a falta de 8min04seg) y eso lo sintió Bianchelli, que viendo el duro momento que transitaba su equipo y el peligrar de los números a favor de Quilmes, decidió pedir tiempo muerto.

Como ocurrió en aquel lejano comienzo del partido, ese pedido tuvo su efecto totalmente positivo. Mateo Bolívar se cargó el equipo al hombro, anotó 15 puntos (terminó con 18) y Cantón siguió brindando sus unidades y experiencia, aportando un total de 20.

En poco más de seis minutos, Quilmes marcó un parcial lapidario de 21-4. El de Mar del Plata volvió a alejarse, dominó la lucha rebotera (final de 43-37 en ese aspecto) y fue contundente en el juego interno (44-28) para florearse en el cierre del partido, sumar una gran victoria y llegar inspirado al clásico del martes ante Peñarol.

Fotos: La Liga Contenidos

Nota: Juan Pablo Casas (@JPabloCasas) - Pick&Roll