(Opinión) Nueva disciplina, pibes con talento y personalidad. Trabajo y planificación. Todo este combo armó un evento único en los Juegos Olímpicos de la Juventud que promete extenderse en el tiempo.
Autor:Flavio Ibarra (@Flaviorocambole)
Vivimos épocas de reconstrucción dónde se busca todo el tiempo nuevos héroes, y bajo la mirada del mundo entero, el entrenador de la selección mayor presente en cada actuación y además, ante la lupa riesgosa de muchísimos espectadores que quizás muy pocas veces consumen el deporte de la naranja (en este caso pelota amarilla).
El 3x3 como se sabe será el formato del futuro y la disciplina que tendrá mucho apoyo en los siguientes eventos nacionales e internacionales.
Con una camada maravillosa y que viene cosechando en divisiones inferiores de la CABB alegrías y trabajo de manera mancomunada se preparó esta situación especial: Participar como local en un juego olímpico juvenil, teniendo en cuenta el nivel de otros países más desarrollados en este formato. Pero lo que en la previa parecía lejos se fue acortando con el pasar de los partidos. Solidaridad de grupo, cooperativismo, ausencia de egos, protagonismos variados, entendiendo los momentos de cada uno, los chicos fueron entrando y saliendo de un vertiginoso estilo que en pocos segundos busca la mejor de las resoluciones.
Brillo de Giordano en las primeras fechas, para explotar en la final nuevamente, apariciones con gran personalidad por parte de De La Fuente, Ruesga creciendo de a poco saltando las barreras rivales hasta llegar a quedarse con el juego de volcadas, junto a un Hierrezuelo movedizo y firme para el tablero. Tanto fue el crecimiento de estos chicos en el torneo, que hasta demostraron una solidez y una seguridad que atrapó a conocidos y extraños que se prendieron en las redes, lo siguieron por TV y hasta coparon el mini estadio preparado para disputarse los encuentros en Puerto Madero.
En la final, agresividad, certeza y euforia describen lo que fueron estos chicos. Giordano prendido fuego guió a los suyos en un comienzo muy parejo, De La Fuente le puso pimienta cuando había que raspar y hasta se hizo cargo de ofensivas donde la pelota quemaba. Bélgica se mostró abrumado por el ambiente, pero dio pelea hasta donde pudo. La emoción del final y el grito de dale campeón copó Buenos Aires y nuevamente el básquet dejando una huella importante en el deporte nacional.