Deja vu del juego anterior

Central derrotó nuevamente y por segundo día consecutivo a Independiente, curiosamente, con números muy parecidos en el score final. Esta vez fue por 88-68 y aunque surge una cierta similitud con el juego y las estadísticas de ayer, el desarrollo fue diferente.

Los pasajes fueron muy distintos, en el cual se conjugaron momentos de mucha efectividad y otros totalmente adversos. Central fue quien manejó casi todos los aspectos del partido durante el primer tiempo y no extrañó que se vaya al descanso con una ventaja de trece puntos (41-28).

En el tercer segmento todo cambió rotundamente, porque al elenco ceresino le costó todo, fundamentalmente el ataque y aunque Independiente no aprovechó integralmente el desconcierto de su rival, le alcanzó para revertir el tablero. Pasó al frente por siete puntos de distancia, mientras que los dirigidos por Lancellotti, no encontraban respuestas en el juego y desde lo anímico. Independiente reaccionó con su perímetro y parecía que lo podía torcer finalmente.

Pero apareció otra vez esa fiereza, la garra, la vergüenza deportiva y el sentido de pertenencia que lo caracteriza al aurinegro. Fue una tromba y en la que combinó presión, marca férrea y enorme determinación en busca del cesto rival.

Central lo dio vuelta y logró cristalizar una victoria contundente que pocos imaginaban en aquellos pasajes de confusión. Volcadas, robos, corridas, triples y crecimientos individuales, a pesar del cansancio, levantaron a un público que se contagió con la entrega notable de sus gladiadores.

Prensa Central de Ceres