En poco más de una semana, en las redes sociales se vieron fotos de la pasada Generación Dorada y la actual Alma Argentina reunidos para festejar las fiestas. En ese sentido, nos preguntamos, ¿qué tanto influye esto dentro de la cancha?
Autor:Juan Ignacio Alburquerque (Especial para Pickandroll)
Siempre que juega la Selección Argentina de Básquet en su rama masculina, la ilusión de los hinchas por irse del estadio con un triunfo y con una contundente actuación por parte del equipo. Muchos piensan que luego del juego, no hay más relación por fuera de la cancha entre los jugadores.
En las fiestas pasadas se vivieron dos hechos muy dignos de destacar. Durante la Navidad, los actuales jugadores del Alma Argentina que radican en España entre los cuales estaban Facundo Campazzo, Nicolás Brussino, Luca Vildoza, Patricio Garino, Gabriel Deck, Marcos Delía y Nicolás Laprovittola se reunieron para pasar el día festivo. Dicha reunión se repitió, ocho días después, entre algunos emblemas de la Generación Dorada: Emanuel “Manu Ginóbili”, Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, Alejandro “Puma” Montecchia y Fabricio Oberto. Dichas reuniones, las cuales nos enteramos mediante las redes sociales, abrió un interrogante: ¿Es un efecto positivo para el rendimiento en la cancha?
La respuesta es obviamente que sí. ¿En qué mejora a nuestros representantes nacionales? A nivel individual no los afecta, pero el nivel colectivo progresa mucho. La química y la confianza de estos dos grupos destacados repercute dentro de la cancha. No por algo la Generación Dorada brilló y nos dio una muy valorada medalla de oro y otra de bronce. Luego, ese espíritu de hermandad que yacía dentro de ese cúmulo de 12 jugadores se comenzó a transmitir a los nuevos integrantes, que poco a poco fueron integrándose tras el proceso de reestructuración de la Selección Argentina.
Y el hecho de haber vivido de una vistosa Selección Argentina donde todos se sentían importantes y nadie era menos. Todos se lucían en el combinado nacional. Y en esta nueva generación se vuelve a repetir la misma fórmula. ¿Acaso es la clave del éxito? Sin lugar a dudas. Si no hay buena onda en el vestuario, queda todo reflejado dentro del parquet. Pero en esta oportunidad, el Alma Argentina siempre se muestra unida y se contagia en la cancha. Logró la clasificación al Mundial de China 2019 con soberbias actuaciones y casi sin titubeos. Hay que dejar en claro que hay potencias mundiales por encima de nuestro país (Estados Unidos, Serbia, España y Lituania), pero nadie nos quita que el fuego sagrado y estar en el podio escuchando el himno nacional dentro de los tres mejores del torneo.
Más que nada, la unión que hay entre los jugadores, bien visualizada en las redes sociales donde se los ve felicitándose, jugando en un videojuego o cargándose en los comentarios. Lo mismo sucedió y sigue sucediendo con la Generación Dorada, donde siempre hay momentos para pactar una reunión, o también hay comentarios en las redes sociales y ni hablar cuando hay entrevistas, siempre elogiándose entre ellos y hablando de la palabra amistad y unión tanto dentro como fuera del equipo. No hay nadie que valga más. O todos tiran para el mismo lado o el barco se hunde. Ese es el lema. El mismo que se oyó hace más de 20 años y hoy es reafirmado con este nuevo grupo de trabajo. La Selección Argentina más unida que nunca.