Un mano a mano imperdible con el ex entrenador del seleccionado chileno, el español Ricardo González Dávila; el cual durante 2016 entrenó en la mismísima Pionyang a ambas escuadras de aquel país asiático. “No saben quién es Lebron James o Curry”.
Autor:Emanuel Niel (eniel@pickandroll.net)
Ricardo González Dávila es conocido en este sector del globo. O mejor dicho, y para no faltar a la verdad, es conocido en prácticamente todo el mundo.
“Richi”, que durante tres años estuvo al frente de los seleccionados femeninos chilenos, cuenta con experiencia en ligas poco conocidas para el común de la gente, saltando desde Bolivia a Noruega, o pasando por Islandia; dejando de lado propuestas como Bangladesh o Palestina.
Lo cierto es que en 2016, y mientras compartía tiempo con su señora y su hija en su casa de Tenerife, un mail le abrió la puerta a un país totalmente desconocido.
“Hacía un mes que había vuelto de Bolivia. Estaba en Tenerife con mi señora y mi hija María, y me llega un mail desde Corea. Me ofrecían entrenar un periodo pequeño de tiempo. Venía de tres años en Chile, casi uno en Bolivia… y cuando lees que es de la República Popular Democrática de Corea, dices ¡joder!”
“Me consultaron si estaba interesado, que buscaban una persona que haya trabajado en algún Comité Olímpico anteriormente, como hice yo en Chile. Buscaban a alguien que ya haya trabajado con masculino y femenino de manera profesional, y por sobre todas las cosas, que le dijera que sí a Corea del Norte”.
-¿Cómo fue tomar la decisión? ¿Dudaste mucho?
No lo dudé mucho. Siempre tuve la ilusión de entrenar en Asia, porque prácticamente había entrenado alrededor de todo el mundo y me faltaba un poco ahí. Todo el mundo me decía que estaba loco, que si perdía dos partidos no iba a volver… la falta de información que hay ayudó a que no tuviera muchas palabras de ánimo.
Llega un momento en la vida en que uno tiene que hacer lo que le apetece hacer. Si las hubiese puesto sobre un papel, había más razones para no ir, pero tenía mucha ilusión. Llegar al país con menos acceso del mundo, del que menos se conoce, al que no se puede ir seas quien seas, tengas el dinero o poder que tengas… sólo puedes ir con una invitación del gobierno; y terminó siendo una de las mejores experiencias de mi vida, sino la mejor.
-¿Sentiste miedo por todo lo que se dice sobre Corea del Norte?
No tuve miedos. Cuando tomas una decisión así vas absolutamente convencido. Si hubiese tenido algún miedo no hubiese aceptado. Sí tenía inquietudes. Pedí antes de ir tener contacto con mi mujer y mi hija, y tener acceso libre a internet.
Se dicen muchas cosas pero allá pasé sin problemas mi notebook y mi teléfono; y me saqué fotos donde quise.
A diferencia de los demás lugares del mundo donde dirigí, donde uno tiene información previa de lo que se va a encontrar, ir a Corea del Norte era toda una aventura. Nadie sabe nada de ellos. Solo se sabe lo que ellos quieren que se sepa. Así que iba con mucha expectativa.
-¿Con qué básquet te encontraste?
Estuve 10 semanas. Me pidieron que trabajara con las dos selecciones adultas. Las primeras tres semanas trabajé con las chicas, las siguientes cuatro con los varones y las últimas tres nuevamente con las mujeres.
Allí no existe liga ni competencia de ningún tipo. Tienen concentrados a los seleccionados todo el año, trabajando todo el año. Solo tienen intercambios con China. Esa es la única competición que tienen, además de los torneos donde deciden ir.
Entrenan muchísimo. Seis horas diarias todos los días, excepto las tardes de jueves y domingo, que entrenamos solo tres horas por la mañana. Es una locura lo que entrenan. Querían preparar las selecciones, ver nuevos métodos de entrenamiento. Avanzar a nivel técnico-táctico, ya que físicamente y técnicamente son jugadores muy buenos, pero por la falta de conocimiento del básquet actual dejan mucho que desear en lo táctico.
No son excesivamente grandes, pero físicamente son muy muy buenos. A nivel táctico están muy lejos. Ellos son extraordinarios tiradores sin importar las posiciones; sin defensa las series de tiro tienen un porcentaje altísimo de eficacia, pero juegan pase-tiro, correr y tirar, cero equilibrio interior-exterior, muy poquito spacing; muy poco juego en equipo, lectura de juego… evidentemente soy el primer entrenador extranjero que han tenido.
-¿Qué sensaciones te dejó?
Me dejó una experiencia inigualable. Vivir en un lugar así te hace sentir muy especial. Te sientes muy afortunado y privilegiado por lo imposible que es ingresar a ese país.
Sus jugadores tienen un gran respecto por el entrenador, una ética de trabajo inigualable, unas ganas de aprender y mejorar increíbles; también es verdad que aprovechan todo lo nuevo que llega.
Algunos se piensan que me pagó el gobierno de Corea del Norte para que lo dijera; pero no vi a nadie durmiendo en la calle, nadie pidiendo limosna; todos bien vestidos. Esto lo he visto en todos los lugares del mundo. He estado en Cuba y Venezuela donde hay muchísimos problemas, donde hay penurias importantes, y la gente no es feliz porque sabe cómo vive el resto del mundo.
En Corea del Norte nadie tiene nada suyo. Todo es del estado. Pero todo el mundo tiene casa, todo el mundo come, todo el mundo viste, todo el mundo va al colegio, todo el mundo trabaja, todo el mundo hace deporte. Al menos en Pionyang no existe gente que pase hambre o esté mal vestida.
Cuando estuve era invierno, y te aseguro que es el peor del mundo, peor al de Islandia donde también estuve, con temperaturas de 15 o 18 bajo cero. La gran diferencia de esa gente con el resto del mundo es que ellos tienen cubiertas sus necesidades básicas más importantes; nada es de ellos, eso es verdad, pero como no saben nada del resto del mundo, son felices. Ellos creen que tienen una situación privilegiada. Que no les falta nada. Como no conocen nada de los demás, no pueden comparar y son felices.
-Se sabe que no permiten que ingrese información, pero ¿Cómo es vivirlo?
Los jugadores de la selección me preguntaban quién es el mejor jugador del mundo; les respondía Lebron James… no saben quién es. Nadie sabe quién es Curry. Me preguntaban cuál era el nivel de España a nivel mundial. No saben quién ganó el oro en la última olimpiada.
Te vas con la tristeza de decir “que pena que vivan en ese mundo de burbuja que no es real”. La comunicación con los jugadores y jugadoras es imposible porque nadie habla inglés. Todo era a través de un traductor, por lo que no tenés acceso directo porque el traductor es un trabajador del gobierno, así que es complicado.
Me dijeron que iba tener libre acceso a internet, y era uno de los pocos privilegiados, pero el 95% de las páginas están bloqueadas. No tienes acceso a google ni youtube… tenía libre acceso a internet pero era como tener una casa en la luna… al final sólo podía acceder a mi correo y no mucho más.
Tenía libre comunicación con mi familia pero era telefónica y por teléfono, llamando yo. Le di mi teléfono de habitación a unas 500 personas pero ninguna se pudo comunicar. Era complicado estar así.
-¿Cómo es la ciudad y cómo era tu día a día?
El aeropuerto es gigante y precioso. La ciudad es increíblemente bonita. Si tuviese acceso libre sería de las más visitadas. Todo el tráfico aéreo al día es un vuelo a Beijing y otro que llega de allá. Solo 80 personas trabajan ahí.
Siempre tenía tres personas conmigo: un chofer, una guía y una traductora. Vivían en el mismo hotel que yo. Hacía mi vida independiente, pero siempre me movía con ellos.
Mi vida era levantarme, desayunar, ir a entrenar, volver, comer, descansar, ir a entrenar, cenar y a la habitación.
Tienen dos canales de televisión; uno de películas muy viejas y el otro con discursos del gobierno.
Mucha gente que compartió hotel conmigo en Pionyang me decía que Corea del Norte empieza cuando termina esa ciudad. Eso no lo sé. No tuve acceso a fuera de la ciudad. La gente que va en calidad de invitada por el gobierno no puede ir más allá.
No hay ensayos nucleares, tanques en las calles y gente con metralletas. Me moví en metro, en autobús. Me encanta vivir la cultura de los países y salir del nivel turístico y no vi nada de eso. Es una ciudad muy bonita.
Son gente muy inteligente, al menos con los que traté. Las instalaciones deportivas que tienen son las mejores que vi en el mundo. Cada deporte, incluso deportes que para nosotros son minoritarios, como el tenis de mesa o badminton, tienen su propia instalación deportiva, su propia residencia, su propio comedor, gimnasio, enfermería… cada deporte tiene su propia instalación en una sola avenida… serán como 20.
Los funcionarios de los ministerios tienen por obligación que hacer un deporte, e incluso hacen una liga de ministerios.
No hay marcas occidentales. Todo es fabricación propia y para consumo propio. Tienen millones de bicicletas, la ciudad en sí es un carril bici, pero todos tienen el mismo modelo. No hay muchos coches en las calles, y solo tienen tres o cuatro modelos.
-Con todo esto que viviste, ¿Volverías?
Volvería. Estuve en noviembre y diciembre del 2016. Regresé a España y me ofrecieron volver justo para cuando nacía mi hijo Marcos, por lo que las fechas coincidían y decidí quedarme. Había sido muy complicado cuando nació mi hija, que a las 48 horas debí viajar con la selección de Chile; así que no quería pasar por eso nuevamente.
Tendría que ser por otro periodo corto, de mes, mes y medio; sabiendo con los inconvenientes de comunicación que me voy a encontrar. Fue una experiencia muy buena a nivel entrenador. Tuve todos los medios que quise. Conocí un baloncesto diferente y otro juego diferente.
A todo nivel fue una experiencia increíble y guardo un grato recuerdo de todo lo vivido allí.