El entrenador español, múltiple campeón del femenino con Berazategui, tanto en mayores como en menores, regresó a su país de origen y ya comenzó a cosechar títulos. En esta entrevista, los detalles de sus nuevos horizontes.
Autor:Emanuel Niel (eniel@pickandroll.net)
Hablar de Juan Ferreira es, sin temor a equivocar, referirse a un entrenador que marcó una etapa dentro de los clubes femeninos de punta en el ámbito metropolitano, de la mano de un Berazategui que con su liderazgo se codeó con los mejores, y se convirtió en uno de ellos.
Después de tantas vueltas olímpicas, en primera y en menores, el 2019 marcó su regreso a Pamplona.
Entre las ofertas que surgieron eligió al Ardoi para dirigir en masculino, mismo equipo que en Liga Femenina 2 tiene en su plantilla a Cecilia Liñeira y Diana Cabrera. Como pasa siempre en las mudanzas algo queda en el camino, algo se olvida y no se recupera, pero “Juancho” se llevó consigo la mística para seguir ganando.
Este último fin de semana, en la preparación de la temporada 2019/20, Ferreira llevó a su equipo a quedarse con la Copa Navarra, doblegando en la final al Egues Baloncesto.
En un alto a sus actividades se prestó a un mano a mano con Pick and Roll, y aquí lo más saliente de la charla:
¿Qué te llevó a volver a la madre patria y cuánto te costó tomar la decisión?
- Siempre estuvo el deseo de volver, y el sentir que ya en la Argentina mi trayectoria había alcanzado su techo, junto con que mis padres ya están entrados en años, me animó a volver a casa.
¿Fue duro volver a empezar o ya tenías ofertas?
- Fue mucho más fácil de lo esperado. Uno de mis miedos era ese, el quedarme parado y salir del mercado. Pero nada más lejos de la realidad. A los 15 días de llegar a Pamplona ya estaba trabajando.
¿Qué te llevó a aceptar Ardoi por encima de las demás?
- Fue curioso que el miedo que tenía a regresar por estar parado, se convirtió en un aluvión de ofertas y entre ellas elegí Ardoi, por la facilidad que tengo de estar con mi familia, sumándole que es un nivel FEB alto y masculino; ideal a mi entender para insertarme en el mercado español.
¿Cómo se sintió volver al masculino más allá que el básquet es básquet?
- En Argentina era considerado un DT de género. Aquí me siento muy cómodo con los jugadores. Personalmente creo que el entrenar femenino es un plus en la dirección de equipos. Te da un grado de empatía tremendo que te hace anticiparte a numerosas situaciones.
¿Cómo está el equipo y que objetivos tienen?
- El equipo el año pasado jugó fase de ascenso para subir a LEB Plata. Los jugadores son buenos y la plantilla es larga. Son 11 que serían titulares en cualquier equipo de la categoría. Mi objetivo personal siempre es el mismo, el máximo, subir. Tendré que ver si puedo transmitir mi entusiasmo y hacer junto con los jugadores un objetivo común.
Más allá que hoy pensas 100% en Ardoi... ¿Volver al femenino si la oferta es buena esta en los planes?
- Sí. No desestimo nunca al femenino. Me cansé de escuchar a entrenadores que se pasaron al masculino y que ahora están en el femenino de nuevo, que si uno quería progresar, en el femenino no había futuro y la verdad no concuerdo.
¿Extrañas algo de Argentina?
- Mis amigos principalmente. El cariño con que siempre me trataron.
Hoy, a la distancia, ¿Qué sentís cuando ves a esas nenas que comenzaste a entrenar y hoy son protagonistas en primera?
- Es un sentimiento encontrado. Si te refieres a nivel club muy contento de ver que son importantes allá donde van, sea club nacional o extranjero. A nivel Selección me da bronca ver que ese crecimiento, evolución y éxito que tienen en sus clubes no este reflejado. Siempre fui contrario al manejo del cuerpo técnico de inferiores de la CABB, y ahora que han copado todo, creo que a las jugadoras que han sido tuteladas bajo mi cobijo no se las considera de la misma forma. No las usan en base a sus capacidades, sino a su puesto, y tampoco se esfuerzan en potenciar sus virtudes.