La increíble historia de la tiradora más rápida que alguna vez tuvo la Selección
Pudo poseer tres nacionalidades si se lo hubiesen permitido, pero en cambio estuvo medio año siendo apátrida. Jugó dos mundiales y se perdió un tercero por lesión. Fue de las primeras en ir a jugar a USA, aunque nunca pudo hacerlo de forma oficial. Una entrevista para no parpadear por lo rápida que sigue siendo la “shooter” Andrea Boeykens.
Autor:Emanuel Niel (eniel@pickandroll.net)
Una verdadera pistolera. Desenfundaba y ejecutaba con una rapidez semejante a su efectividad. Era una especialista, de esas que hoy no hay y son necesarias. Llevará tiempo formar tiradoras pero es una asignatura pendiente, ya que dentro del parquet es un oficio que no pasa de moda.
Lo cierto es que durante los ´90 la Selección Argentina, en menores y la mayor, pudo disfrutar de la “shooter” Andrea Boeykens. Su desempeño fue lo suficientemente relevante como para que la Indiana University–Purdue University Indianapolis (IUPUI), de la NCAA I ponga sus ojos en ella, y sea una de las pioneras en plantar bandera dentro de la tierra de las oportunidades.
Ya de vuelta en el país una lesión la privó de llegar al Mundial de China 2002 y tiempo después decidió dar un paso al costado. En un mano a mano imperdible con Pick and Roll, Andrea repasó todo esto y mucho más. Aquí lo más saliente de la charla:
-Tenés una historia de vida súper particular. Brevemente, ¿Cómo fue que por algunos meses fuiste apátrida? “Nací en Marburg, Alemania, pero soy belga. Cuando tuve que optar por mi nacionalidad, en Argentina me preguntaron si quería ser Alemana o Argentina. Alemania no me reconocía como tal y Bélgica no me aceptaba la doble nacionalidad así que estuve unos meses apátrida, hasta que me dieron el DNI que uso actualmente”.
-Entre tanto viaje por el trabajo de tu papá, ¿Cómo apareció el básquet en tu vida? ¿Cómo llegas a la selección? “Todo comenzó cuando nos mudamos a Ezeiza. En aquella época se jugaba en la vereda con todos los chicos del barrio. Todos hacían diferentes tipos de actividades en el club que quedaba a dos cuadras. Un día me invitaron a ir al club. Recuerdo que entrenaban los veteranos. Desde ese día me enamore del básquet”.
“Arranqué un martes con las preminis. Volví el jueves y ese mismo día me avisaron que jugaba el sábado. La alegría y la ansiedad porque llegase el sábado no te lo puedo explicar”.
-No tuve la chance de verte jugar, pero todo el mundo pondera tu tiro rápido, ¿Venía con vos o alguien te ayudó a pulirlo? “Tuve muy buenos entrenadores en mi vida basquetbolista. Cada uno supo sacar lo mejor de mí. Nunca fui consciente de que tiraba rápido porque tuve momentos. Si bien siempre fui perimetral, y jugué en distintas posiciones, lo mío era correr. Al principio era contraataque. Prácticamente no tiraba. A medida que me fui haciendo más grande empecé a tirar y cuando agarré confianza… se volvió natural. Yo sabía que entraba. Nunca me puse a pensar en lo que estaba haciendo”.
“Es más, muchas de las cosas buenas si las quería hacer pensándolas no me salían. Creo que todo era natural”.
-¿Qué consejo o tips le darías a las chicas que quieren ser tiradoras? “Creo que no hay misterios. Tienen que practicar mucho y tener confianza. Con eso sale todo”.
-Para sumarle datos curiosos a tu carrera, fuiste de las pioneras en llegar al básquet universitario, pese a no haber podido jugar oficialmente, ¿Cómo te llegó esa posibilidad? “Esa posibilidad surge en Brasil, durante el Mundial Juvenil de 1997. Recuerdo que regresábamos de un partido o entrenamiento y al pedir la llave de la habitación me la entregaron junto a una nota. Ahí arranco todo”.
-Tocaste el tema del Mundial, ¿Qué recuerdos tenés de los dos que jugaste? “En el Mundial Juvenil del 97 en Natal, Brasil, fue mi primera experiencia a ese nivel, así que recuerdos miles. Teníamos un equipazo, siempre para adelante. No importaba que nos saquen 2 metros de estatura, jugábamos a la par. Éramos super compañeras, siempre apoyándonos mutuamente. Una de las mejores experiencias de mi vida”.
“En el Mundial de Mayores del 98, en Alemania, era de las más peques y se me pasó volando. Un plantel de jugadoras muy experimentadas y de gran nivel. ¡Un lujo!”.
-Después de volver de USA, ¿Cómo siguió tu carrera? “Volví de USA y como no tenía club en Argentina, para no dejar de entrenar, me entrenaba en Boca con Duró. Mientras tanto estaba en la preselección de mayores para viajar al Mundial de China. Recuerdo lesionarme días antes del viaje y ahí largue las zapatillas del alto rendimiento. Regresé al club Ezeiza a jugar con las preminis de ese primer entrenamiento”.
-Siendo una competidora nata imagino la respuesta, pero... ¿Te quedó algún sueño por cumplir con la selección? “Nunca soñé con ganar un Mundial, ya que las diferencias con los primeros del mundo son abismales, pero si me quedé con las ganas de jugar las Olimpiadas”.
Emanuel Niel En Twitter @ManuNiel En Instagram @EmanuNiel