Reunidos en el living de su casa; con Flor en video llamada; la ansiedad fueron ganando terreno con el paso de los minutos. Cuando en la TV apareció la elección de Indiana, el mundo se detuvo y la explosión de felicidad no tuvo comparación. Mano a mano con Oscar, Valeria y Luciana, y la intimidad de una noche histórica.
Autor:Emanuel Niel (eniel@pickandroll.net)
Ya eran las 20 del jueves. Parte de la familia reunida en el living, tratando de encontrar la manera de ver la edición 2021 del Draft de la WNBA que ya había iniciado. La restante porción de ese núcleo, a casi 12 mil kilómetros, con los mismos problemas de TV y encontrando una alternativa a través de la video llamada.
Así estaba la familia Chagas. En una mezcla de ansiedad, nervios y facturas de TV, para poder registrarse a la plataforma digital de su cable operador y ver a través de internet una ceremonia que terminaría escribiendo uno de las páginas más importantes en la historia de nuestro básquet femenino.
Oscar y Valeria, los padres de la familia, pese al nudo en la panza por tantas emociones juntas buscaron acomodarse y no pensar demasiado. Luciana, la hija menor ya regresada de su experiencia en Liga Femenina 2 española, se encargó de la cuestión tecnológica: Conectó la transmisión y puso en línea a Florencia, la cual optó por dejar de buscar links en la web y se sentó a ver el Draft con ellos olvidando la distancia gracias a las facilidades del cibermundo.
-¿Qué se les paso por la cabeza cuando vieron que aparecía el nombre de Flor?
“Fue una verdadera locura” comenta Oscar, mientras que Valeria y Luciana asintieron. “Fueron miles de imágenes en un momento. Tantos viajes, tantos sacrificios... Todos los pasos que fue dando y nosotros ahí, apoyándola”. “En las buenas y en las no tan buenas” acotó Valeria. “Es un premio a tanto sacrificio y dedicación” cerró Luciana.
-Sabían que sería muy difícil... ¿Cuál era el pálpito de cada uno? ¿A qué equipo creían que iba por corazonada?
“¡Recontra difícil! Y más como se dio todo que se desencadenó en menos de 24 horas. Yo (dijo Oscar) tenía la corazonada de Indiana. Vale y Luchi no tenían pálpitos”. Los papás se miraron, como lo deben haber hecho miles de veces, y Valeria tomó la posta. “Sinceramente, cualquier equipo que la hubiese elegido hubiese sido una fiesta igual. Aún no caemos. No lo podemos creer y Flor tampoco”.
-¿Qué sienten cuando ven tanta presión, ansiedad e ilusiones sobre Flor, que recién tiene 19 años?
“Es aprender a la par de ella” se apura en responder Luciana. Evidentemente Florencia los lleva de la mano en este ejercicio que se ha vuelto una rutina familiar. “Puede parecer natural pero toda la familia sabe que no lo es. No es normal todo lo que vivió y tampoco lo es lo que pasó la otra anoche” sentencia Oscar. “Es mágico mil por mil” suelta y luego suspira Valeria.
“Flor se ha ido preparando para todo esto que le fue pasando, y lo sigue haciendo porque como vos decís apenas tiene 19 años” dispara con seriedad y orgullo su hermana. “Todo es nuevo, pero todo lo encara tranquila y con los pies en el suelo. Siempre fue madura para su edad y por suerte siempre se apoya en la familia. Entre todos nos contenemos” afirmó su papá.
-¿Ya saben cuándo se reencuentran los cuatro? Es difícil teniendo dos hijas que juegan profesionalmente…
“Si Dios quiere podría ser para fines de abril o comienzos de mayo. Todo depende de cuán lejos llegue Empoli en los playoff de Lega A1” se ilusiona Valeria. “Sin dudas que es complicado. Luchi comenzó su carrera profesional este año y también se fue de casa. Fue nuevo eso también. Por suerte vivió dos experiencias hermosas, y tiene a su hermana que la aconseja y siempre está pendiente” agregó Oscar. “Como cuesta reunirnos, cuando lo hacemos, lo disfrutamos mucho” finalizó Luciana.
Poco a poco los Chagas tratan de volver a su rutina, aunque claro está, los ecos del jueves por la noche aún resuenan. Un paso a la vez. Peldaño a peldaño. Tal cual viene ascendiendo Florencia. Tan cual comenzó su camino Luciana.
En una normalidad para nada normal, en donde bajo todo punto de vista no pierden el norte: humildad, perfil bajo y apoyo familiar incondicional.
Emanuel Niel En Twitter @ManuNiel En Instagram @EmanuNiel