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17/05/2021 11:56 | Selección Nacional

Repaso histórico del femenino

La Selección en los ´60: Entre avances y desidia absoluta

El primer equipo nacional femenino hizo frente a cinco sudamericanos y un mundial, todos con entrenadores diferentes. En al menos una ocasión las jugadoras debieron juntar plata y hacerse ellas mismas los uniformes para viajar. Apareció el primer apodo para el equipo: “Las Panteras”.
Autor:Emanuel Niel (eniel@pickandroll.net)
La Selección en los ´60: Entre avances y desidia absoluta

En la búsqueda de traer al presente el pasado que fue forjando década a década el camino de nuestro básquet femenino, en Pick and Roll ya reprodujimos varias historias; entre repasos de argentinas por el exterior, hechos puntuales de Selecciones y cómo transitó el equipo nacional la década del 70. Ahora toca ir un poco más atrás en la línea de tiempo.

Con la disputa del Sudamericano de Lima, en 1958, la sensación que quedó fue que a esta rama de nuestro deporte le llegarían tiempos de prosperidad y cambios positivos.

Ese equipo, dirigido por Dora Rhodius, comenzó con un recambio generacional lógico, más allá que prácticamente en su totalidad la escuadra estuviese conformada por jugadoras que se desempeñaban en el ámbito de Capital Federal.

Por segunda vez en la historia Argentina alcanzó el subcampeonato, ganándole el mano a mano a Paraguay y dejando más atrás a Chile; dos combinados que en aquel entonces eran mejores que nuestras chicas.

Ese equipo estuvo compuesto por Marta Cesca, Zurita, Mecha Rosales, Susana Bello, Susana Abad, Mabel Balocco, Nelly Gallo, Lilia Conesa, Esther Pietrapiana, María Lillino, Casilda Trincavelli y Mary Bonetti; dirigidas por Dora Rhodius.

La Selección en los ´60: Entre avances y desidia absoluta

Para el Sudamericano del 60 en Santiago de Chile, al menos las jugadoras viajaron con ropa de su talle. Dos años atrás, tuvieron que ponerle alfileres a sus camisas y polleras, porque todo le quedaba enorme. Era lo que había. Punto.

Tal cual sucedía en la época, al entrenador campeón del torneo Metropolitano se lo premiaba con estar al frente de la Selección. Pasó con Rhodius en el ´58 (River), le ocurrió a Eduardo Dellacrocce en ese 1960 de la mano de Independiente; y dos años más tarde sucedería lo mismo con Antonio Cejas (Racing).

Lo cierto es que a la Argentina no le fue bien en ese torneo. Apenas sumó dos triunfos en ocho presentaciones y terminó último; según las crónicas de la época con un nivel un tanto deslucido, pese a que en los tiempos que corrían, sacando a Perú (fue cuarto) el resto estaba un escalón por encima: Chile, Brasil y Paraguay.

La nómina estuvo compuesta por Casilda Trincavelli, Lilia Conesa, Esther Recioy, Susana Abad, Nilda Sklerevicius, Esther Pietrapiana, Celia Juan, Irma Reyes, Tita Ucelli, Amalia Setien, Mabel Balocco y Gilder Maggiolo; conducidas por el mencionado Dellacrocce.

La Selección en los ´60: Entre avances y desidia absoluta

Ya entrados de lleno en la década del 60, el evento subcontinental de 1962 quedaría en el recuerdo por varias razones.

El mismo se llevó adelante del 23 de abril al 8 de mayo en Asunción del Paraguay, viendo por última vez consagrarse a la Selección local, de la mano de haber sido el último torneo representando a su país para Edith Nunes, la mejor jugadora paraguaya de todos los tiempos, y una de las mejores exponentes del baloncesto femenino sudamericano de la historia.

A la par de esos datos no menores, se dio que por segunda vez de la cita fueron parte siete equipos, tal cual había ocurrido en Quito 1956.

La celeste y blanca fue de la partida con Alicia Del Duca, Esther Pietrapiana, Yolanda Ventos, Dora Campa, Aguirre, Casilda Trincavelli, Lilia Conesa, Nany Gabiglio, Celia Juan, Isabel Mónaco, Cataneo y Amalia Setien; teniendo como DT a Juan Antonio Cejas.

Sabido era que dos años más tarde el Mundial de la especialidad se desarrollaría en Perú, por lo que el Sudamericano entregaba lugares para la cita global. Más sobre la fecha se confirmó que en total serían cuatro plazas.

Ante ese panorama Argentina la tenía difícil, pero no imposible. En la previa sabía que debía ganar los partidos lógicos, y de poder hacerlo, pellizcar algún otro para evitar cualquier sorpresa, dado el cúmulo de cotejos en pocos días, las malas jornadas arbitrales que eran comunes y alguna inoportuna lesión.

Siguiendo el plan, nuestras chicas superaron a Ecuador por cuatro (49-45), a Uruguay por cinco (35-30) y de yapa doblegaron por la mínima a Perú (50-49) lo que las dejó cuartas, con marca de 3-3 y un lugar en el Mundial.

La Selección en los ´60: Entre avances y desidia absoluta

Lo que siguió para la Selección femenina tiene que haber sido lo más parecido a conocer Disney.

De andar con alfileres en la ropa para disimular la diferencia de talles, a tener todo el equipamiento necesario en tiempo y forma. De entrenar como y cuando se podía, a sesiones bien organizadas, con permisos especiales para los trabajos. De que el padre de Celia Juan, a la postre capitana del equipo en el ´65, donara la fruta para las concentraciones, a recibirlas como se merecían. Ni hablar del calzado para andar fuera de la cancha, que en su momento llegó gracias a una donación que consiguió Susana Abad.

Todo ese cúmulo de situaciones parecieron ser cosas del pasado (parecieron y más adelante se enterarán el por qué). Uno de los dos predios de la Unión de los Estudiantes Secundarios se les brindó de par en par para tener una preparación de excelencia. Por ende las jugadoras ocuparon el que estaba emplazado donde hoy se encuentra el CeNARD.

Luego de los cortes la plantilla quedó conformada por Celia Juan, Yolanda Ventos, Lilia Conesa, Gilder Maggiolo, Mabel Balocco, Vass, Beatriz Mahbub, Susana Abad, Amalia Setién, Nilda Sklerevicius, Castillo y Alicia Del Duca. El entrenador de la ocasión fue Alberto Trama.

La Selección en los ´60: Entre avances y desidia absoluta

El Mundial se celebró del 18 de abril al 5 de mayo. En primera fase, nuestra Selección fue parte del grupo “A”. Debutó con derrota ante Corea del Sur (87-58), luego cayó ante Yugoslavia (78-47) y por último corrió con la misma suerte ante Checoslovaquia (72-51).

Sin triunfos, Argentina pasó a integrar la ronda consuelo con otros cinco equipos; dos de ellos sudamericanos. Arrancó ganándole a Chile (59-37) siendo la única alegría que cosecharía a lo largo de todo el certamen. Después los reveses fueron ante Francia (71-63), Japón (66-49), Corea del Sur (82-59) y Paraguay (73-56). Con récord de 1-4 terminó última (13°).

Ese torneo significó el retiro de la Selección para quien fue su capitana, la escurridiza perimetral Lilia Conesa, la cual fue parte del equipo desde 1958.

Créase o no, toda esa magia y buenas atenciones vividas en la preparación de cara al Mundial desapareció de la noche a la mañana. Para el Sudamericano de 1965, el cual se celebró del 2 al 11 de Septiembre en Río de Janeiro, el nivel de destrato llegó a un punto nunca antes visto.

Las jugadoras debieron ir con alcancías a las canchas de fútbol a pedir donaciones. No hubo gestiones para los permisos laborales, por lo que algunas chicas, como Susana Abad se ausentó de su trabajo sin goce de sueldo.

Incluso el plantel llegó a ir al programa de TV que por las noches conducía Pinky a pedir ayuda, y fue así como algunas empresas cedieron polleras, pullovers, camisas y descuentos en zapatos y bolsos. Las chicas consiguieron telas y cosieron su propia ropa para viajar. De todas maneras, como la plata que juntaron no alcanzó, la diferencia la pusieron de sus bolsillos.

Mientras esa enorme falta de respeto ocurría, al mismo tiempo, la dirigencia nacional daba un paso importante hacia el federalismo y el cambio de paradigma. En vez de darle la conducción de la Selección al DT campeón Metropolitano, el privilegio comenzó a recaer en los mejores exponentes del Campeonato Argentino.

La Selección en los ´60: Entre avances y desidia absoluta

Fue así que para esa cita se convocó a la jujeña (mendocina por adopción) Hilda Santillán, que venía de ser tercera en el certamen celebrado en San Juan. En 1963, junto con otros ocho estudiantes, se recibió de entrenadora nacional, en una carrera dictada por la Federación Mendocina y supervisada por la CABB. En esa primera camada también estuvo Pedro Batiz, el cual saltaría en escena un par de años más tarde.

Pese a todas las complicaciones la actuación argentina en el Maracaná fue más que aceptable. Con marca de 2-3 la Selección terminó cuarta, apenas un triunfo por detrás de Perú, y volviendo a quedar por arriba de Chile. El campeón invicto fue Brasil, con registro de 5-0.

Esa plantilla fue compuesta por Celia Juan, Susana Abad, Isabel Mónaco, Nilda Sklerevicius, Gilder Maggiolo, Ana Calderón, Hortensia Bringa, Alicia Del Duca, Blanca Álvarez, América Aguirre, Beatriz Mahbub y Amalia Setien, bajo la dirección técnica de la nombrada Hilda Santillán.

Después del mamarracho organizativo que significó ese Sudamericano, las cosas al menos se maquillaron para la cita de Cali 1967. Ya sin Gilder Maggiolo y Celia Juan formando parte del equipo, un nombre trascendental para la historia de nuestro básquet haría su debut oficial en la Selección.

La interna Lilia Ravazzoli sería parte de las 12 que dirigiría Hugo De Méstico, en donde también estarían Dora Campa, Cristina Mouchet, Yolanda Ventos, Isabel Mammarella, Susana Abad, Nilda Sklerevicius, Beatriz Mahbub, Norma López, Julia Legry, Carmen Bianco y María Sarta.

Claro está, la dirigencia debía esforzarse mucho para cometer tantos errores como en el proceso anterior, por lo que en líneas generales y principalmente de manera pública, no se conocieron tantas turbulencias como dos años atrás.

Con varios nombres nuevos y las camadas jóvenes pidiendo pista, Argentina terminó quinta (de 7) con marca de 2-4, sin poder superar a ninguno de los “históricos” de la región: Brasil (6-0), Chile (5-1), Perú (4-2) y Paraguay (3-3). Las alegrías se dieron ante la anfitriona Colombia (78-67) y Ecuador (48-42), conjunto que terminó sin victorias.

La Selección en los ´60: Entre avances y desidia absoluta

Santiago de Chile representaría el último torneo de la década del 60 para nuestra Selección. Del 18 al 28 de noviembre de 1968 el país trasandino recibió al certamen, en un torneo que significó la despedida de las competencias internacionales de Ismenia Pauchard, una de las más grandes jugadoras chilenas de todos los tiempos, y de las goleadoras más representativas de la historia de la región, al punto tal de aún ostentar el título de goleadora más longeva de un Sudamericano: en Colombia 1967 tenía 35 años cuando terminó delante de todas.

Argentina experimentaría un cambio radical a partir de esa cita. Después de 22 años de ser parte de los eventos internacionales, revolucionaría su estructura en el femenino, dándole lugar al comienzo de un proceso. Los entrenadores ya no pasarían como hojas de almanaque, sino que tendrían continuidad para trabajar a largo plazo.

Fue así que la CABB determinó que el mendocino Pedro Batiz encare esa labor, sumándole otra novedad rutilante a la preparación: la misma no se daría en Capital Federal, sino que en la mismísima Mendoza, donde el equipo concentró por un mes.

En la nómina final apareció otro nombre que quedaría marcado a fuego entre nuestras estrellas más rutilantes: Leonor Rivero. En un año plagado de datos de color, vale mencionar que también fue elegida Estela Herrera, hija de la entrenadora Hilda Santillán.

El resto de la plantilla fue compuesta por Yolanda Ventos, Elba Brandan, Carmen Blanco, Olga Salvador, Lilia Ravazzoli, Delia Nine, Dora Campa, Betty Fernández, Beatriz Giovannetti y Mirta Torres.

Don Pedro Batiz era un innovador. Siempre apostó al trabajo colectivo y a la hermandad de grupo, por lo que entre las primeras tareas que les encomendó a sus dirigidas fue que entre todas eligieran un nombre de fantasía que les diera identidad de pertenencia. Varios fueron puestos sobre la mesa, pero finalmente se decidieron por “Las Panteras” y así la prensa comenzó a llamarlas.

Dejando que el coach trabaje, teniendo un tiempo prudencial de entrenamientos y sin ocuparse de otras cosas que no sean las de mejorar el juego colectivo, el salto de calidad mostrado por Argentina en el Sudamericano fue notorio.

Después de 10 años el equipo volvió a subirse al podio obteniendo el tercer lugar, solo detrás de Brasil (5-0) y Chile (4-1). Nuestras chicas superaron a Ecuador (60-42), Perú (53-47) y Paraguay (67-64).

Ese sería el comienzo de Batiz frente a la Selección, en una continuidad que duró 21 años, hasta 1989. En ese tiempo el equipo comenzó a pisar cada vez más fuerte a nivel Sudamericano, siempre detrás de Brasil que ya a esa altura se perfilaba como potencia Mundial.

Emanuel Niel
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»Jorge O Garcia25/11/2021 03:38
Error, Pedro Batiz no fue el DT del femenino hasta el 89, su último torneo fue el sudamericano de Guayaquil en el 70. A partir del 71 fui nombrado DT y dirigí a la selección en el sudamericano del 72 en Lima, distintos juegos en nuestro país, una Copa en San Pablo. (Perú, China y Brasil) y por último los Juegos Rioplatenses en Montevideo.
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»Jorge O Garcia25/11/2021 13:15
Error, Pedro Batiz no fue el DT del femenino hasta el 89, su último torneo fue el sudamericano de Guayaquil en el 70. A partir del 71 fui nombrado DT y dirigí a la selección en el sudamericano del 72 en Lima, distintos juegos en nuestro país, una Copa en San Pablo. (Perú, China y Brasil) y por último los Juegos Rioplatenses en Montevideo.
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»Ariel10/01/2023 01:25
Me emociona leer esto. Soy Ariel Cejas, hijo de Juan Antonio Cejas. Mi viejo falleció en marzo del 2015. Un capo!
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»Lili Santos01/12/2021 15:43
Excelente .muy completo e interesante..los Felicito!!!!!!! Sobre todo a Emanuel
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