Argentina sigue con su proceso desde la generación pasada hasta el presente con sus nuevos integrantes para afrontar otro Juego Olímpico. Un viaje por ese recambio desde el oro del 2004 hasta Tokio.
Autor:Julieta Belico (@julibelico en twitter)
Es que fue un cambio paulatino. Nada repentino. De aquella Generación Dorada que tantas alegrías produjo en la gente, tan solo queda un alma. Luis Scola. Pero la pregunta es, ¿tan notaria fue la ausencia? 0 mejor dicho, el retiro de los jugadores que, llevaron a la Argentina a lo más alto. ¿Cómo lo afrontamos y lo vivimos?
Y es que, en un proyecto bien marcado, si los objetivos están claros, los cambios son bien recibidos y acompañados para que ninguna piedra haya en el camino. Así fue, de a poco las glorias fueron dando un paso al costado, mientras nuevas figuras comenzaron a entrar en la pista. Pero fue paulatino, fue acompañado y dirigido para dejar el legado y que la naranja siga brillando.
Claro que el retiro de Manu Ginóbili fue desgarrador, dejó los últimos cartuchos y se fue con la cabeza en alza. Figura de la NBA, la palomita, oro olímpico, el señor euro step, ¿y ahora como se sigue? Solo queda un alma. En ese entonces, Chapu Nocioni también dejaba la celeste y blanca. Y si se continúa retrocediendo se acaba la tinta y desbordan las lágrimas.
Fueron más de 15 años de una camada de basquetbolistas que pusieron a Argentina en las tapas de los diarios. Iniciaron la historia. Plata en Mundial de Estados Unidos 2002, Oro en Atenas 2004 (sí, oro olímpico), Bronce en Pekín 2008… más medallas en Sudamericanos y FIBA Américas, entre otras. Los Juegos Olímpicos de Río 2016 fueron los últimos para las cuatro fichas que quedaban de aquella generación. Delfino, Nocioni, Ginóbili, Scola.
La creación de la Liga Nacional produjo toda esta magia. De allí comenzaron a aparecer jugadores con talento que estuvieron y hoy están en las mejores ligas del mundo. Ayer fue Manu en los Spurs, hoy es Campazzo en Nuggets. ¿Y, mañana? Bueno, de a poco, aguante corazón que se siguen sumando jugadores argentinos a la NBA.
Esta nueva generación que comenzó a vestir la celeste y blanca fue tomando presencia y protagonismo con el recambio post 2015, aquellos jóvenes talentosos Facundo Campazzo y Nicolás Laprovittola, en conjunto con nuevos valores con mucha proyección como Patricio Garino, Nicolás Brussino, Gabriel Deck, Marcos Delia… Claro, jugadores que hoy son titulares en la selección argentina y con gran valoración en sus respectivos equipos. Liga Endesa y NBA, de las mejores ligas del mundo donde las joyas argentinas son protagonistas.
Este recambio se oficializa y pisa fuerte con la medalla de oro en Lima 2019. Campeones sudamericanos, otra vez y con nuevo equipo. Un equipo que iba a dar qué hablar. Campazzo, MVP del torneo. El motor recargado de esta selección, el nuevo líder. Aunque todavía el capitán sigue al frente del barco pero muy bien acompañado. Con 41 años y los últimos tiros va dejando el paso a estas bestias con hambre de gloria constante.
Si nos remitimos al armado del equipo, Argentina tiene tres bases de altísimo nivel que están convocados para disputar el sueño olímpico. Con estilos por momento similares, pero manejo del juego y funcionamiento individual particulares de cada uno. El más reciente incorporado a esta posición, en comparación a los otros dos, es Luca Vildoza, con esos ralles a lo Curry que da placer verlo jugar. El salto que dio a partir del Mundial, mostró el potencial y las virtudes que tiene.
¿Se puede descansar con la mirada puesta en el armado del juego? En la previa, sí. Ilusiona la intensidad y competitividad que hay. Todos quieren jugar, todos quieren la gloria. Sí señores, tranquilidad que hay base para rato. No es un detalle menor que Pablo Prigioni, de aquella generación gloriosa, se sumó al cuerpo técnico del Alma en Las Vegas. Se vieron los trabajos exhaustivos con los bases y entusiasma. Es un traspaso de magia. ¿Qué más interesante y enriquecedor que un ex base de generación dorada haya ocupado un rol formativo en la selección?
Pero en cada puesto hay un arma de fuego. Brussino y Bolmaro, estilos distintos y capacidades similares, acompañan el armado de elite. El primero con recursos de sobra para castigar desde la línea de los tres puntos. Mientras que el joven campeón con el Barcelona es completo, se destaca a campo abierto, con mucho despliegue físico y defensivamente “es una bestia”, así lo hizo notar Sergio Hernández.
Si se va a hablar de defensa, Pato Garino, de los mejores defensores que tiene Argentina. Lectura e inteligencia. O Vaulet, con buen juego sin balón e intensidad en transiciones defensivas. Deck, por su parte, cuenta con habilidad y experiencia suficiente para desequilibrar en ataque. Y así se puede ir recorriendo cada ficha del conjunto argentino.
Un plantel con talento perimetral distinguido que también podrá hacer uso de la inteligencia de los internos que esperan la descarga de sus compañeros para romper en la zona pintada. Un mix de experiencia y juventud que acompañará al capitán, Marcos Delia, Taya Gallizzi y Francisco Caffaro. El primero y más experimentado, si bien no suele acumular altos números en ataque, cuenta con grandes capacidades en el circuito defensivo. Va a ser clave su movilidad en la pintura y la toma de rebotes.
El “Taya” en modo progreso constante, de los mejores pivotes de la Liga Nacional que si está confiado es esencial su presencia en el poste bajo y su juego físico. Por último, el más joven con un prometedor futuro en el seleccionado argentino. Los minutos que le toque pisar la cancha, dará lo que el equipo necesite, afianzándose en sus virtudes de juego cerca del aro. Este breve repaso del armado actual de Argentina responderá la inicial pregunta, porque hay equipo largo y fuerte para rato.
Para crear un sistema de juego es necesario contar con varios factores. Distribución, equilibrio, continuidad, ritmo de juego y principalmente, contar con jugadores que optimicen estos aspectos. “La competitividad que hay, todos quieren ganar y cuando jugamos al final de los entrenamientos se juega hasta la muerte”, así lo aseguró Bolmaro desde las Vegas donde Argentina se prepara para Tokio.
Que hay hambre de gloria, eso está asegurado. Los dirigidos por Sergio Hernández, de cara a un nuevo Juego Olímpico, otra vez. Y que difícil resulta pensar ponerse la camiseta de Argentina en un torneo olímpico, sabiendo que hubo un grupo superhéroes que se colgó la dorada en Atenas 2004. La vara está alta, claro que sí. Hay nuevas almas, renovadas, con hambre de gloria.
“Le podemos ganar a cualquiera, ya lo demostramos”, así lo afirmó “Tortu” Deck en la previa. Y si hay alguien que sabe lo que es ir despacio y tranquilo, disfrutando el proceso es él. El apodo lo identifica. Calma que el proyecto es claro y todas las piezas encajan para que Argentina continúe en los primeros planos. Expectativas, sí, muchas. ¿Ilusiones? aún más.