Tatyanna Pogonza-Dumas: la otra Argentina que sueña con la WNBA
Nació en Australia, pero la celeste y blanca corre por sus venas y en su documentación, debido a su madre. Multifacética, aguerrida, siempre brillante y alegre, aguarda dar su siguiente paso con la ilusión de saltar a la mejor liga del mundo. Un mano a mano sin desperdicios.
Autor:Emanuel Niel (eniel@pickandroll.net)
La historia de vida de Tatyanna Pongonza-Dumas se asemeja a la de muchos otros hogares de padres migrantes, con todos los matices que eso conlleva, y que a la larga, forjan el carácter de los futuros adultos.
“Crecí en un hogar de inmigrantes monoparentales con dos hermanos en Waterloo, Sydney, Australia. Mi madre es de Buenos Aires, nacida y criada, mientras que mi padre es de Oklahoma, Estados Unidos” cuenta “Tati”, la cual con modestia dice hablar poco español, aunque su dicción es muy buena y su entendimiento perfecto.
Recordando esa infancia, no buscó maquillar el entorno en donde creció. “Waterloo es un área ahora conocida por sus lujosos cafés, cultura y actividades recreativas icónicas” aunque aclara que dista mucho de lo que era hace algunos años. “Era un área que no tenía la reputación más brillante, y cosas como la brutalidad policial, los embarazos tempranos y el abuso de sustancias fueron más de lo esperado” aseguró.
En ese momento la charla pareció detenerse en el tiempo, y un nombre propio generó una sonrisa enorme en su rostro, algo que se repetiría en otros pasajes de la charla: Mónica. “Mi madre me crió sola, superando por completo todas las expectativas y redefiniendo todos los estereotipos contra los padres jóvenes. Ella es la razón por la que soy tan fuerte como lo soy hoy”.
Buscando cerrar ese concepto, y a modo de conclusión, Tatyanna hoy de 22 años y 1.72 de estatura aseguró: “Nací en Australia gracias a que mis abuelos emigraron aquí y empezaron una vida en un país tan privilegiado, y el resto es historia”.
En su caso, la frase de que las raíces tiran no es cuento y lo vivió en carne propia cuando a los 14 años viajó a Buenos Aires. “Fue una experiencia como ninguna otra” aseguró mientras sus ojos, como dos luceros que ganan la noche, se llenaron de brillo. “Estar rodeada de la cultura, la comida y el entorno de lo que te hablaba tu madre cuando eras pequeña fue algo mágico”.
Tati aseguró que fue “una experiencia necesaria para comprender de dónde vengo parcialmente” y que “creó un sentido de pertenencia y comodidad al visitar Argentina”. “Estaba completamente asombrada por toda la experiencia. Definitivamente es un destino de la lista de deseos” comentó.
Mónica, una vez más como a lo largo de toda la conversación, volvió a ser traída a la mesa. “Vivir en un país de habla principalmente inglesa como Australia ha llevado a tener un hogar muy bilingüe. En casa se habla español e inglés. Mamá me ha hecho entender el español con fluidez. De igual forma en entornos donde solo se habla inglés, como la escuela o los deportes y el número de hispanohablantes es chico, hablar español es más complicado. Igual, cada vez que se me presenta la oportunidad, lo hago”.
Dejando por un momento la charla personal, el básquet se coló en la conversación. “Animada por mis compañeros de la escuela, jugué mi primer partido a los 9 años” recuerda, “pero hubo algunos problemas” se sinceró.
“Honestamente, no tenía idea de cómo jugar, ¡Directamente no tenía experiencia deportiva! (se ríe). Fue la primera vez que sentí el deporte. Nunca antes había agarrado una pelota. Recuerdo que había algo diferente en este juego. Sonó el silbato, y me acuerdo que le saqué el balón al rival y comencé a competir”.
“Me dediqué al deporte al instante y, curiosamente, supe cómo driblear, moverme e incluso entendí bastante el juego. Recuerdo que mamá decía incrédula: "¿Cómo supiste driblear?" y yo respondí: "¿No lo sé?".
“Tres meses después me invitaron a la Competencia de Representantes Juveniles de Australia, pero dije que no porque no me sentía lista. Ese fue el comienzo de algo de lo que terminé enamorándome y sin lo que no podría vivir” aseguró.
“Años más tarde” rememora, “descubrí que el baloncesto estaba en la sangre de la familia, ya que mi primo Richard Dumas había estado anteriormente en la NBA. Esto solo agregó más leña al fuego, y aquí estoy, con el objetivo de dejar una huella para todas las mujeres en el deporte”.
Y respecto a ese camino dentro del básquet, “afortunadamente he tenido la suerte de jugar en Australia, Alemania, Francia, Estados Unidos y el Reino Unido. Siempre estoy buscando expandir mi juego y aventurarme a otros países para aprender cómo se juega y se entrena en otros lugares”.
Al ser consultada por su estilo dentro del parquet, “Tati” considera tener tres puntos claves: “Mi velocidad de juego, un salto de rango medio deslumbrante y una defensa implacable. Creo que mi fuerza es otro activo que se ha desarrollado con el tiempo al jugar y entrenar contra hombres a lo largo de mi carrera, del que me enorgullezco considerablemente”.
De igual manera Tatyanna es una máquina de emprender proyectos, y el básquet pese a ser su gran amor, no es la única actividad en su vida.
“Creo que nosotros, como humanos, no somos solo unidimensionales y nacemos con más de un propósito. No soy una persona a la que le guste crear limitaciones y siempre busco diversificar mi conjunto de habilidades a partir de la experiencia” se confiesa.
“No solo soy una jugadora de básquet, sino también una futura actriz y acróbata australiana, diseñadora gráfica y modelo deportiva. Ser así me ha permitido convertirme en la más joven en ingresar al programa de TV Australian Ninja Warrior, entrenar escuelas privadas australianas y asociaciones representativas junto con la realización ocasional de trabajos juveniles para la comunidad. Resumiendo, soy una todoterreno con una tonelada de energía para dar”.
Ser de esa manera la lleva a tener una lista de metas y sueños interminables. “Honestamente, necesitaría más de una página para poner los objetivos que busco lograr en los próximos años. Me encanta la frase: ¡Ve a lo grande o vete a casa! . Pero actualmente estoy enfocada en jugar profesionalmente en el extranjero en las ligas europeas y en que mis talentos sean lo suficientemente reconocidos como para que me ofrezcan un lugar en algún training camp de la WNBA”.
Por último, y con la pandemia comenzando a ser cosa del pasado, verse nuevamente en el parquet es uno de sus grandes deseos.
“Australia ha hecho un trabajo fantástico al reanudar las cosas a la normalidad, un poco más lento de lo que a todos nos gustaría, pero lo estamos logrando. En cuanto a la oportunidad de jugar, en las próximas semanas, NBL1 es el centro de atención mientras las fronteras australianas se abren lentamente a nivel internacional. Una vez abiertas las fronteras, la pregunta será: "¿Hacia dónde voy ahora?".
Emanuel Niel En Twitter @ManuNiel En Instagram @EmanuNiel