Ayer jueves Michael Jordan cumplió 59 años y en su homenaje les traemos una perlita que pudo haber cambiado su destino. Su majestad tuvo chances de ser intercambiado ante del draft, e incluso en más de una oportunidad estuvo a punto de ser irse de Bulls al no sumar títulos y solo marcas anotadoras. ¿Se lo hubiesen imagino a MJ en otro equipo en esos tiempos?
Autor:Gonzalo Palencia (@nba_historias)
Nadie podría objetar nada si decimos que Michael Jordan ha sido el jugador más importante en la historia de los Chicago Bulls. Más allá de que al final de su carrera jugó para los Washington Wizards, cuando pensamos en MJ, nos lo imaginamos con su mítica camiseta 23 roja de los Bulls.
Lo más llamativo de esta historia es que en más de una oportunidad, estuvo a punto de ser cambiado, lo que lo hubiese llevado a desarrollar su carrera en otras franquicias:
Como se sabe, los Chicago Bulls dispusieron del Pick N° 3 del Draft 1984. El año anterior, habían tenido una muy floja campaña, con un récord de 27-55. Había una necesidad de reconstruir, y la intención de la gerencia en aquel Draft era adquirir un pívot que le brindara dominio en la pintura. Como sabían que no iban a poder contar con Hakeem Olajuwon (principal figura, a priori, de esa camada) porque sería elegido antes, decidieron salir al mercado.
En primer lugar, le propusieron a Seattle Supersonics intercambiar el pick N° 3 por Jack Sikma. El rubio venía de anotar 19.1 puntos por partido, y 11.1 rebotes. Casi se da el cambio, pero Seattle pidió un pívot además del pick, y no se concretó.
La segunda opción fue “Tree” Rollins, de Atlanta Hawks. No era para nada un gran anotador, su fuerte estaba principalmente en defensa, y en particular, en su capacidad como taponador. El acuerdo no se hizo porque Atlanta no buscaba un perimetral, ya que contaba con una figura como Dominique Wilkins.
El tercer jugador en el que pensaron los Chicago Bulls fue Terry Cummings, de Los Ángeles Clippers. No era pivot, pero era un jugador jóven, que ya había ganado el premio al Rookie del Año, y era capaz de aportar más de 20 puntos por partido, y unos 10 rebotes. Además, era oriundo de Chicago, lo cual hubiese sido atractivo para el público. La idea era encontrar una tercera franquicia, para hacer un “trade a tres bandas”, como no se encontró, no prosperó.
Quien sí parecía ser consciente de la clase de jugador que sería Michael Jordan, fue Harold Katz, entonces dueño de Philadelphia 76ers, ya que hizo dos propuestas distintas para hacerse con el jugador antes del Draft. El primer intento fue traspasar al Pick N° 5 de Philadelphia (sería Charles Barkley), Cleon Johnson y Andrew Toney, por Jordan, pero no interesó.
Caída esa opción, se planteó la posibilidad de hacer un cambio “mano a mano” por Julius Erving, que si bien seguía aportando mucho, estaba en la recta final de su carrera. Fue Rod Thorn (por entonces General Manager de los Bulls) quien se opuso.
Es cierto que, sabiendo cómo resultaron las cosas, estos intentos de intercambiar a Jordan antes de que sea drafteado, nos llaman la atención. Pero lo que ocurrió en 1988 es algo casi inverosímil: El polémico ex dueño de Los Ángeles Clippers, Donald Sterling, buscaba un jugador que le permitiera emparejar a su equipo con los Lakers de Magic Johnson, y pensó en Jordan.
Le propuso a los Bulls intercambiarlo por los Picks N°1 y N° 6, además de 3 jugadores que quisieran. En Chicago, aunque parezca mentira, lo pensaron. Jordan ya era una estrella de la liga (35 puntos por partido, All Star cada año, etcétera), pero no lograba salir campeón. Finalmente, primó la lógica, y no se realizó el cambio.
Para el final, una historia un poco más conocida: En 1996, Michael Jordan pasó a ser agente libre, por lo cual estaba disponible para firmar con cualquier equipo que le hiciera una buena oferta. Ante esta posibilidad, los New York Knicks intentaron hacerse de sus servicios, ofreciéndole un contrato de 25 millones de dólares.
Además, contaban con la ventaja de tener en sus filas a Patrick Ewing, gran amigo de Jordan desde su juventud. Ante la posibilidad de perder a Su Majestad, los Bulls se vieron obligados a superar la oferta, dandole un contrato de 30 millones de dólares, el más lucrativo de la historia hasta ese momento. Como todos sabemos, Jordan se quedó en Chicago, y siguió ganando.