Argentina perdió ante la solidez de Polonia sumado a todos sus problemas ofensivos. Tras un gran inicio, cedió claramente 71 - 48 y ahora se las verá ante el invicto Australia para definir su posición de cara a los cruces.
Autor:José Fiebig (@Josefiebig en twitter)
Lo mejor de Argentina estuvo en los primeros minutos. Protegió muy bien su cristal, siempre amparado en una zona 2-3, aprovechó los errores de Polonia quien lució sumamente incómodo en el inicio. Giovanetti con sendos triples consecutivos, un juego más dinámico y con mayor amenaza estando Bocca en cancha.
Argentina con confianza, velocidad y una defensa sólida para quedar 12-2 en 4m30s de juego. De ahí en más fue otro partido. Tras un doble de Viatri quedando +9, Polonia fue más agresivo en la marca, step largo sobre Respaud y el tiro a distancia que no volvió a entrar.
Los europeos ganaron físicamente, corrieron la cancha y Argentina flaqueó por todos lados. El equipo nunca desequilibró, perdió las marcas, la banca ingresó sin ser solución y Polonia calibró la mira. Un parcial escalofriante de cierre con mucha intensidad, ideas y espacios para deshacerse de Argentina con mucha solvencia 25 - 15.
Argentina comenzó a correr muy por detrás en el partido. Sin claridad, apenas la potencia de Respaud para intentar resolver sumado a Giovanetti en una única acción hacia el aro. Polonia muy suelto, obteniendo tiros cómodos a partir de la paciencia y el trabajo de sus internos para liberar tiradores. Argentina sin solvencia atrás, perdió físicamente y no tuvo opciones.
Bocca se conformó con el tiro a distancia, la bola no entró y Polonia fue dominante iniciando +16 en cuatro minutos. Por momentos Argentina cambió el chip en el partido. Presionó con éxito, tres recuperos seguidos y Polonia nuevamente sin luces altas. Bocca y luego Respaud con sendas volcadas en soledad, Giovanetti generando problemas para un parcial de 7-0 y bajando el dígito.
El elenco de Gutiérrez no pudo sostener su buen tramo, volvió a pasar poco la bola, ceder en el uno contra uno defensivo y Polonia impuso condiciones, Defendió fuerte arriba, sacó ventajas aunque Sinigoj maquilló todo con un bombazo contra la chicharra: 42 - 29.
Argentina padeció por momentos el periodo. Un inicio totalmente negro en ambos costados para ejecutar como para defender. El equipo se conformó con malos lanzamientos externos, todos abiertos y Respaud resolviendo o bien llegando al aro pero sin éxito.
Polonia dominó los cristales, y dentro de sus errores y pérdidas, llegó al gol en las acciones siguientes. Dos triples similares yendo al costado y encontrando en la esquina al tirador sin ajuste y todo tarde. Argentina cayendo en la trampa necesitando siete minutos para anotar su primer gol de campo vía Drocezesky.
Si bien la defensa mejoró, hubo un cambio actitudinal, la ofensiva fue cada vez peor. El equipo negado con el aro, perdiendo chances claras pero muy enamorado del tiro a distancia constantemente sin fintar o buscar cortes directos o indirectos para generar algo diferente. Argentina perdió su chance de recortar aún más y Polonia sentenció el pleito 54 - 37.
Nada cambió en el final. Es cierto que Argentina intentó ser mas intenso, buscar profundidad en su juego siendo Prome en más activo y con gol para recortar mínimamente la diferencia. El equipo con un cuadro alternativo pero con mayor intensidad para defender e intentar imponerse. Sorprendió las ausencias de Giovanetti y Respaud, aunque Drocezesky dio la cara sumado a los internos.
Polonia volvió a acomodarse, otro bombazo aprovechando la tardía llegada en defensa y luego otro gol yendo al aro con potencia y casi sin oposición. Polonia presionó con éxito, supo anticipar pases y cuando se lo propio estiró las diferencias a distancia. Nowicky demostró su capacidad anotadora con semejante talle y equilibrio para jugar y ejecutar.
Los europeos llegaron +25 a los últimos tres minutos, y si bien Pérez Barrios tuvo su racha de puntos (5) en un momento, Argentina nuevamente se apagó adelante. No supo desequilibrar tampoco, Polonia conteniendo sin problemas el uno contra uno, ganando en cristal ajeno y bajando la persiana.