El campeón rosario de la Liga, Rodrigo Sánchez, fue invitado por el entrenador Edgardo Sacchi al Programa BASQUET impulsado por la Asociación Rosarina de Básquet hacia personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual que entrenan en la Plaza de las Ciencias de la hermosa ciudad de Rosario, dejando una huella imborrable en cada uno de ellos.
Autor:José Fiebig (@Josefiebig en twitter)
En un gesto que trasciende las canchas y llena de emoción los corazones, Rodrigo Sánchez, el destacado basquetbolista profesional del reciente campeón de la Liga Nacional de Básquet Quimsa demostró que su grandeza va más allá del deporte.
Con una sonrisa contagiosa y un espíritu solidario, el talentoso jugador invitado por el entrenador Edgardo Sacchi visitó el Programa BASQUET impulsado por la Asociación Rosarina de Básquet hacia personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual que entrenan en la Plaza de las Ciencias de la hermosa ciudad de Rosario, dejando una huella imborrable en cada uno de ellos.
El encuentro fue mágico desde el primer instante. Los ojos llenos de asombro y alegría de los chicos al ver llegar a Rodrigo, lo decían todo. Con humildad y calidez, el basquetbolista se acercó a cada uno de ellos, brindándoles un momento especial, único y lleno de amor.
Las risas y los aplausos resonaron en la plaza mientras Rodrigo jugaba con los chicos, compartía anécdotas y los alentaba a seguir sus sueños. En cada pase de balón y en cada abrazo, se tejía un vínculo especial que trascendía las palabras. En esos momentos, el deporte se convertía en una poderosa herramienta de inclusión y felicidad, derribando barreras y demostrando que todos somos iguales cuando se trata de compartir la pasión por el juego y la vida.
Para los presentes la visita de Rodrigo Sánchez significó mucho más que una mañana de entretenimiento. Fue un mensaje de esperanza y superación, un ejemplo de que los sueños son alcanzables y que no hay obstáculos que no puedan superarse cuando se tiene el corazón en el lugar correcto.
Desde la comunidad del básquet y más allá, aplaudimos y agradecemos la nobleza y el amor con que Rodrigo ha tocado vidas en esta plaza rosarina. Su legado trascenderá el tiempo y seguirá inspirando a otros deportistas a seguir sus pasos, llevando consigo la certeza de que el deporte, cuando se juega con el corazón, tiene el poder de transformar el mundo.