U12: Cuidar los medios y cuidar el fin

Como en todo torneo y posible debate, hay diferentes puntos a saldar dentro de lo positivo y no tan positivo a la hora de llevar a cabo torneos en menores. Los típicos torneos argentinos desde U13 hasta U19 que tanto se extrañan logrando una gran competitividad y mostrar a los chicos a nivel nacional saliendo de sus torneos domésticos en cada región y que sirven de vidriera para entrenadores y sobre todo a nivel nacional para una perspectiva de selección.

En los últimos años se intentó recomponer dichos torneos, sumando al femenino en sus ramas de U13 y U15 lo cual es un punto hacia el futuro. Ahora bien, el formato parece más recaudador que formativo. Montos excesivos a llevar a cabo por clubes a los cuales les cuesta horrores pensando en cada fase, hotelería y días para los chicos y acompañantes. Es cierto, cada Argentino en las épocas pasadas también exigía un sacrificio muy grande en lo económico, aunque ahora parece que lo económico subió de nivel por sobre lo deportivo.

La idea de jugar a nivel regional y nacional (Liga Federal formativa) para cada club siempre es tentadora. Lo económico juega un papel preponderante, además de las fechas adecuadas del año y el hecho de seguir en carrera que empieza a chocar con el torneo doméstico y seguir sacando dinero de la billetera o haciendo lo imposible para no desistir. Ahora bien, todo eso pasó a un plano aún mayor en formación si hablamos de la categoría U12 o bien conocida como Mini.

Al mini basket lo asociamos con la formación total en habilidades, movilidad, juego en equipo y todos los puntos básicos que poco a poco se van mejorando pensando en que hablamos de chicos y chicas de 11/12 años. Algunos ya tienen participación en U13 como categoría competitiva y muchos de ellos con una formación física cambiando constantemente. De hecho, hasta vemos a las chicas con portes mayores y otra velocidad acompañando y siendo grandes protagonistas dentro del mixto.

Las cosas claramente cambiaron como sucede en cada era. El U12 pasó a tener una competitividad que nunca se vio anteriormente. La posibilidad de seguir el score en el tablero (antes no había marcador), empezar a ganar y ser campeones con la delgada línea de no perder la formación o dejarla en un segundo plano. Las exigencias de los de afuera (sobre todo los padres y allegados) ante chicos muy chicos que ya empiezan a ver el ganar como algo mucho más relevante y solo tienen 11 u 12 años.

La pregunta es... ¿Vale la pena semejante exposición? ¿Es correcto dicha competitividad en un proceso de tamaña formación? Los chicos son cada vez más competitivos, tienen como espejo la NBA (Es una realidad) por sobre la Liga o bien el básquet europeo dentro de una formación más tradicional e ideal en nuestro caso particular.

Ya copian muchos movimientos, tienen otras cualidades, aprenden de videos en youtube, tienen un consumo total, y los de afuera exigen más por momentos. Conocen sus rivales, saben como juegan y a quienes "deberían ganarles". O los propios entrenadores con las famosas "zonitas escondidas" en medio de partidos de formación. Los medios y su finalidad. Un combo que hay que saber manejar sin marearse.

Los chicos quieren ganar. Lo traen en la sangre, son competitivos, aunque los niveles de frustración son sumamente altos. Ganar parece todo, perder parece todo y les duele casi sin tener consuelo. El aprender siempre como punto número uno, seguir progresando y no ver las derrotas como algo profundo, aunque a esa edad, o inclusive un poco más, parece el fin de mundo. De eso hablamos, la exposición y lo que puede generar a nivel nacional verse derrotados en cancha como algo crucial, cuando lo más importante es competir mejor y crecer colectiva e individualmente.

Quizás lo propio, y como último punto, sucede con las famosas estadísticas GES. Si bien es una herramienta para ver la producción de cada jugador, su avance, y todo lo que se quiera realizar como scouting, también es un arma de doble filo.

Los chicos buscando, ni bien terminan de jugar, sus números, cómo jugaron, y su valor individual, que si bien es muy importante, pero a veces proyectando por encima del equipo. Todo dentro de una delgada línea donde los padres y/o entrenadores deben bajar los decibeles cuando es necesario (Válido para otras categorías también).

En conclusión...¿Es correcto jugar un torneo nacional U12? Claramente no podemos decidir si es correcto o incorrecto. Es una delgada línea que deberán trabajar los de afuera (entrenadores, dirigentes, padres, allegados) y de qué forma los chicos y chicas comienzan a ver esa posibilidad y sus deseos.

Insisto, los chicos compiten porque lo llevan en la sangre, les gusta ganar pero la exposición y la frustración son ejes determinantes, además del porcentaje que esté en la balance de ganar como resultado y ganar como formación para el entrenador y los propios protagonistas en cancha. Todo muy fino. El resultadismo y el progreso en una edad compleja desde lo físico, mental y basquetbolístico. Todo verdaderamente fino.

José Fiebig

@Josefiebig