Argentina, pies de plomo

Los que estuvieron desde temprano en el Polideportivo Islas Malvinas seguramente percibieron los fantasmas rondando por el aire. En el escenario que albergó una vez más a la selección argentina se podían escuchar los ecos de aquella fatídica noche del domingo 26 de febrero del año pasado, que parecían formar parte de la acústica del estadio.

Ojos vidriosos en los jugadores, Néstor García en andas en el medio de la cancha, embanderado por los colores dominicanos; el olor a revancha. Todo, todo parecía haber quedado enlatado dentro del Polideportivo.

La eliminación del mundial que se llevó a cabo en Filipinas, Japón e Indonesia fue una marca que quedó adherida en este grupo que mezcla experiencia y juventud, presente y futuro. Por eso, cada paso que se da tiene que ser con pies de plomo; pisando firme para afirmarse en la unidad y la certeza del camino que está emprendiéndose. La victoria de anoche ante Chile fue uno de esos primeros pasos.

Como cada vez que se presenta Argentina sobre el flotante, Facundo Campazzo volvió a ser determinante. Con el equipo vistiendo la nueva indumentaria, que conmemora con tintes dorados los 20 años de la inolvidable gesta olímpica en Atenas, el Alma de alguna manera dijo presente aunque ya no queden actores de aquella epopeya deportiva.

Asimismo, también brilló el dorado del reciente campeón y MVP de la Copa ACB. El gran base argentino llegó prácticamente con la medalla colgada en el cuello desde el fin de semana, y sin tiempo siquiera de quitársela se puso la capa albiceleste para volver a rendir de la mejor manera: Fue líder, despabiló al equipo en los momentos de baches, y se erigió como el director de orquesta con un segundo tiempo en el que le regaló al público asistencias, triples y hasta un caño.

En la jugada del túnel, que derivó en un triple que llevó su firma, Facu levantó al público como nunca antes en la noche, como nunca más volveía a ocurrir. No era para menos: Argentina pasó de un gran cuarto inicial en ofensiva (5/8 en triples) a estar seco en ataque (cayó a un 2/7 de larga distancia) y sufrir el muy buen nivel que mostró Chile en el segundo cuarto, de la mano de un Manuel Suarez imparable (25 pts, 7/11 en dobles, 12 rebotes).

En dicho período, el visitante tomó las riendas del partido, logró lastimar con las caídas a la pintura desde el pick and roll y le generó muchísimas dudas a una Argentina que se veía atrapada por su juego físico.

Pero luego del descanso largo volvería a aparecer él, quien un rato antes había puesto en llamas las tribunas. Campazzo se adueñó definitivamente del partido; rápidamente repartió tres asistencias para que la selección tome aire en el juego, aunque no tanto en el marcador (64-55). El equipo dirigido por Mándole recobró la memoria defensiva, volvió a asfixiar a su rival en la primera línea, lo confundió y, poco a poco, fue erosionándolo.

Campazzo regresó sobre el cierre para darle una asistencia de faja a Brussino, quien clavó su quinto triple (terminó 5/10). En total fueron ocho para el mago de Real Madrid, a las que les agregó 15 puntos. Minutos más tarde, en la conferencia de prensa no dejó de ser líder al remarcar que la mejor versión del equipo se ve cuando no se deja llevar por factores externos al juego, como las protestas a los árbitros.

En definitiva, el 90-78 reflejó que Argentina tiene más jerarquía y que logró establecerla por varios pasajes del juego. Lo que le viene ahora al equipo nacional es una dura parada en Valdivia, el próximo domingo, por la segunda fecha de esta ventana clasificatoria a la AmeriCup.

Será apenas el segundo paso de lo que no solo tiene como objetivo los pasajes a Nicaragua, sino también recuperar las certezas y las buenas sensaciones.

Sebastián Ciano
www.pickandroll.com.ar