Ninguno se merecía ese final

Fue un juego vibrante, emotivo, ponderable en lo que respecta a la actitud, a la predisposición defensiva de los protagonistas; intensidad que lógicamente conllevó a la imperfección, a la negación de buenos espacios, a la quita de óptimos ángulos de pases o tiros.

Un partido vertiginoso, de ritmo febril, y por las eficaces custodias de los cestos las acciones de ataque resultaron confusas, poco aceitadas en lo colectivo y dependiendo de individualidades salvadoras que se fueron alternando según la irrupción de talento o el aprovechamiento de flaquezas que surgen del cansancio o del no poder estar 100 % concentrado.

Pero en definitiva, un atractivo espectáculo esencialmente por las ganas de ganar de uno y otro.

Un arbitraje con Juan Fernández cumpliendo su tarea más correcta en el historial de partidos arbitrados a los paranaenses y un Pablo Burich sorprendentemente (al menos a mi juicio) parcial en sus sanciones complicando pitazo tras pitazo las aspiraciones de Echagüe.

Pero uno que está en esto desde hace 17 años y ha recorrido el Continente con ésta pasión, sabe de la calidad de nuestros árbitros y entiende cuando hay malas noches, malas aptitudes o lamentablemente actos malintencionados (escasas excepciones).

En éste caso, uno que viene siguiendo al chaqueño no cree que su proceder esté munido de “mala leche” pero sí, fue harto elocuente su pobrísimo nivel, su erróneo criterio claramente perjudicial a Echagüe.

Pese a los bolsillos flacos que estoicamente soportan los entrerrianos, un marco interesante de público completaba el show.

Santander y Coleffi se prodigaban porque sus dirigidos cumplimenten una especie de partida de ajedrez. Tácticamente, las propuestas defensivas (y las agallas manifiestas por los jugadores) solo merecieron elogios, ambos quintetos se mataron por destruir todo intento de vulnerar canastos por lo cual las ofensivas, repito, carecieron de brillo y en varios pasajes se dio
un consecutivo intercambio de imprecisiones.

Conarpesa pese a la falta de Del Sol y con Stanford en una pierna (esguince de rodilla sufrido el día anterior al match) se las ingenió para demostrar porqué -pese a que le moleste a su gente- tiene el rótulo de candidato.

Echagüe otra vez cristalizó una gestión conmovedora pues la humildad y carencias que sufre éste austero y sacrificado plantel no se denotan a la hora de plasmar un funcionamiento colectivo de los mejores en la temporada.

Los dos merecían la victoria. Los chubutenses arrancaron un poco mejor, de la mano del Edu Villares, en el segundo emparejó el dueño de casa con destellos de Cantero. En el segundo tiempo el anfitrión hasta se dio el lujo de pasar arriba en el scorer con un triplazo de Heis pero la visita no permitió un cierre del 3º en contra apareciendo el siempre útil Nóbile y un Pedemonte oportuno.

Los patagónicos llegaron a sacar 9 de luz, pero Juancho Cantero se propuso ser el héroe y perforó seguido el aro que daba a calle 25 de Mayo amenazando la casi asegurada victoria sureña. Hasta que irrupciones lapidarias de Marani y Andy Rodríguez parecieron liquidar el pleito, un pleito que no obstante pudo resolverse otro modo.

Cantero de héroe pasó a villano. Optó por una bola de dos cuando lo recomendable era tirar de Tres pues no daba para más el reloj y estaban tres abajo. Táctica e inteligemente el rival lo mandó a la línea para dos libres.

Uno se imaginaba que iba el 1º adentro y el 2º a errar, pero no...Marró el primer tiro y ya no quedaba otra que errar el segundo y rezar por un rebote, reverso rapido y tiro fuera de los 6m25. Así fue, en parte...Tiro, rebote, pelean con foul y foul el Gato Iturria con Zilli, Treise con Byro, Villares con Souto y en la disputa del balón que captura inicialmente el escolta paranaense se ve caer a Souto -también poseyendo el balón compartidamente- sobre el máximo goleador visitante.

Burich no dudó y marcó foul ofensivo de Souto. A partir de allí la crisis total. Nadie podía creer que en otra acción dudosa un juez en Paraná cobre en contra de Echagüe. Pero esta vez, la acción era resolutoria, sentenciaba el partido.

Santander explotó en ira, Sureda también y la bronca e impotencia de adentro se contagió afuera. Los insultos no tardaron en hacerse sentir, las amenazas con puños crispados se propagaron a cada rincón y la inquina que uno apreciaba desde la cabina de LT 14 generaba honda reocupación por lo que pudiese ocurrir en la salida de los árbitros.

Villares no perdonó y liquidó todo con 7 tiros encestados y la chicharra final mostró una frenética carrera de Burich como sabiendo lo que le podía esperar. Se sabía culpable. Y su propia desesperación le jugó una mala pasada pues ese obrar inherente al escapar, al fugarse en vez de sentirse tranquilo de conciencia, fue el detonante para que un joven lo empuje y por la propia carrera alocada del árbitro cayera ampulosamente sin ser tocado por nadie más.

Digo yo...Pienso...No es fácil ser árbitro (yo jamás lo sería...), pero si uno está convencido de su honorable labor ¿porque debe salir corriendo temiendo una agresión?...Seguro que me dirán que lo recomendable es abandonar cuanto antes el rectángulo, pero me parece que con estas “fugas”
solo incrementan la irascibilidad de los intolerantes que nunca faltan en los estadios deportivos.

No se justifica el empujón, lo condeno, pero ¿quien comprende a ese espectador que tal vez tuvo que juntar centavo por centavo para pagar su entrada y es testigo de una nueva condena en perjuicio de Echagüe cuando a nadie le caben dudas que en otro escenario ese pitazo legítimo es para el dueño del feudo?.

¿Quien comprende a Echagüe (club-equipo-cuerpo técnico) que pudo al menos soñar con un hipotético suplementario?. ¿Quién comprende al mismo Conarpesa que ve opacarse una victoria que pudo ser lo debidamente justa?.

Sin hesitar que el trabajo de Burich deberá ser juzgado por sus pares. Y si a Echagüe le cabe una sanción, a Burich también. No pido perfección, solo pido un desempeño equitativo. Capacidades al margen no es descabellado exigir que se mida con la misma vara la apreciación aquí en Paraná como en otros reductos.

Y Burich, amén que el contacto de Souto existió sobre la humanidad de Villares, actuó con extremado celo como diciendo “aquí cierro el juego”. Demasiada seguridad para una noche en la que falló en demasía, pues ateniéndome a ese celo, bien pudo ver el forcejeo de Iturria con Zilli, o el de Treise con Byro, fracción de segundos antes...

El, sólo vio la carga de Souto sobre el nº 7. Fue contundente, como en toda la noche.....contra Echagüe...Repito...Nadie, el viernes se merecía tan bochornoso desenlace.

Conarpesa debió retirarse aplaudido por la genuina victoria, pues aun contenido y hasta dominado por momentos, demostró oportunamente la calidad de sus componentes, las cualidades de su coach, la ejemplar estructura dirigencial que rodea al plantel y cuerpo técnico.

Echagüe debió irse ovacionado pues le jugó de igual a igual y hasta supo sobrepasar a un adversario inequívocamente favorito a la pelea franca por las dos plazas de Ascenso.

Los jueces debieron abandonar la pista con la conciencia limpia y no abrumados y/o asustados por un aparente sentimiento de culpabilidad.

El público debió dejar el “Luis Butta” con la satisfacción de haber presenciado una contienda magnífica en lo ateniente al vigor, al fervor, a la entrega de sus protagonistas.

No fue así. No solo Santander o Sureda estallaron...estalló el básquet de Paraná con un fastidio acumulado por ver que en ésta mítica cancha los árbitros no vacilan en aplicar a rajatabla lo que ven, lo que entienden como justo; mientras que uno viaja por diferentes plazas y ha debido padecer arbitrajes harto tendenciosos, policías rigurosos o comodidades periodísticas lamentables.

Es muy triste pensar que en éste básquet argentino, más vale ganar por guapo, presionando, hostigando que perder por tener uno de los pocos estadios garantidos de la república.

Penoso, así puede catalogarse lo ocurrido en la noche del viernes. Penoso y para ser tenido muy en cuenta. Es un buen momento como para que en la AdeC den muestras de preocuparse por sus afiliados...Y hete aquí que bien vale reflexionar: el estamento de los jueces cobra bien, viaja bien y come bien.

No está sujeto a las variables de cada institución en materia de atraso de sueldos, mala calidad de viajes, alimentación o alojamiento, estructuras o infraestructuras endebles, etc, etc...Los jueces son pri-vi-le-gia-dos, y en buena hora por el trabajo durísimo que llevan adelante.

Son parte fuerte del espectáculo, aunque deberían pasar más desapercibidos. No obstante, se siguen inclinando canchas o definiendo contiendas por fallos polémicos...El viernes, en el “Gigante de calle 25 de Mayo”, quedó demostrado, una vez más...Y van...