La esperanza es infinita

Las declaraciones de los propios protagonistas son en líneas generales coincidentes. En el reparto de culpabilidades de una pobre performance en cuatro de los cinco amistosos que disputó la selección mucho podría endilgarse a los horarios de los viajes, la alimentación, la vacuna contra la fiebre amarilla, la falta de estado físico por el tardío comienzo de la preparación, las lesiones que fueron apareciendo paralelo al cansancio. Argumentos sobran pero ¿Es preocupante?.

La delegación Argentina puso proa a Japón ayer por la mañana (hora de Singapur) y tras 14 horas de viaje llegará al destino final: la subsede de Sendai, donde después de dormir todos tendrán 5 días no solo para entrenar y descansar, también habrá tiempo para pensar. Algo que todos tienen que hacer, no solo el cuerpo técnico.

En un país netamente exitista como el nuestro, perder o ganar (incluso amistosos) a veces es cuestión de estado, pero también es en virtud de ese fuego con que el argentino vive el deporte que se destaca en competencias internacionales. Hoy nadie puede sorprenderse si se prenden las alarmas. No somos indiferentes, esta bien criticar y preocuparse. Del mismo modo, lo que sobra es fe en estos jugadores y cuerpo técnico.

Lo mejor que le puede pasar al básquetbol es que todos opinen de la selección de todos. Porque el sentido de preocupación que la gente tiene los jugadores lo asimilan a la distancia, los compromete aún más y fundamentalmente saben que no están solo.

La argumentación de los problemas podría tomarse desde la preparación misma, en problemas fuera de la cancha. Ejemplos: “No estamos bien físicamente, entre la vacuna (contra la fiebre amarilla, que debieron darse todos para entrar en Singapur), los viajes y la comida de acá, estamos bastante mal”, sostuvo Pablo Prigioni.

El base descargó su bronca argumentando que “Me voy descompuesto de acá. Al final los que hicieron bien las cosas fueron los españoles, que salieron siempre a comer a restaurantes y no se quedaron en el hotel”. El doctor de la selección, Diego Grippo explicó que “La comida no fue buena, no respetaron la dieta que pedimos. Por ejemplo, nunca hubo arroz blanco y los platos estaban muy condimentados, picantes. Todos los días hubo que hacer reclamos”.

La dieta del deportista de elite es tan importante como el descanso. Y la falta de sueño fue otro factor importante. De todos modos, las lesiones empezaron a pasar facturas.

Según detalla el periodista Miguel Romano en la edición de hoy del diario La Nación hay dos jugadores afectados por lumbalgia: Fabricio Oberto y Pepe Sánchez (no pudo jugar los dos últimos encuentros). Ambos recibieron inyecciones para aliviar los dolores.

También Rubén Wolkowyski tiene una molestia en la espalda (una lesión que arrastra desde los amistosos en Mar del Plata, hace 15 días) y Luis Scola padece una fascitis en el pie derecho (una dolencia plantar).

Sobre la lesión de Scola, que ayer dejó la cancha con una renquera, el doctor Grippo comentó: “Lo que tiene será incurable hasta que termine el Mundial. Es una lesión que se cura con dos meses de descanso, de lo contrario, puede ser quirúrgico”.

Al mismo tiempo los jugadores no quieren poner muchas excusas en la preparación y focalizar la atención en el juego. “El grupo está OK, pero no encontramos el juego. Tiramos muy rápido y no marcamos como debemos hacerlo”, confesó Rubén Wolkowyski. Otra voz crítica fue la de Carlos Delfino que declaró que toma la derrota “Como un llamado de atención. Nadie esperaba esto, y menos perder así.” Para Delfino la solución es “Trabajar mucho y ponernos las pilas. Para mí lo ideal es encerrarnos a entrenar todos juntos en estos cinco días que quedan, tratando de corregir errores y sincronizando todo”.

La autorizada (y siempre medida) palabra de Emanuel Ginóbili deja cosas muy claras: “Nosotros habíamos recuperado la confianza en el partido que le ganamos a Eslovenia, pero España nos metió en problemas y perdimos parte de esa confianza. Nunca encontramos tiros cómodos. Ellos fueron superiores en todas las líneas y nos metieron puntos en contraataque, con penetraciones, de tres, nos ganaron los rebotes, en fin, fueron muy superiores. Queda claro que nuestro problema estuvo en la defensa y que es una de las cosas que debemos corregir porque a partir de una buena defensa se facilitan los ataques. Si conseguís que no te anoten puntos tenés más tranquilidad en las ofensivas y vas tomando confianza. Es una cuestión psicológica. Por ahí, si tenés una gran noche con los tiros, podés disimularla, pero no es lo ideal”.

En ningún momento Ginóbili pone como excusa (ni el resto tampoco) la alimentación, la falta de sueño o el estado físico. Seguramente haya incidido pero los jugadores saben que los problemas son de juego. Aunque hay visiones diferentes de los problemas. Manu Ginóbili por ejemplo dice que “no creo que las diferencias hayan sido tácticas, porque los dos nos conocemos muy bien; en lo físico por ahí ellos estuvieron más intensos y presionaron mejor”. Sin embargo Delfino reconoce que España fue superior en lo táctico.

Lo cierto es que dos potencias del básquetbol mundial, señalados con el dedo casi de manera exclusiva como únicas selecciones a destronar al nuevo Dream Team, jugaron dos partidos entre sí y fueron dos bailes españoles. Argentina nunca pudo estar en partido. No fue digno el resultado de lo que se espera de una potencia con otra.

El técnico Sergio Hernández a la hora de realizar un balance, al menos con la prensa tiene el siguiente discurso: “Está claro que, jugando así, no vamos a ser campeones“ y luego amplia sobre los problemas del equipo ”Los venimos arrastrando desde que dejamos el país. Incluso los tuvimos ante Lituania, en Madrid. Nos falta encontrar la química en la ofensiva. No podemos crear situaciones positivas, de ventaja, para ese pase extra del que tanto hablamos. Yo no creía que, con estos jugadores, íbamos a tener estos dramas, pero acá nos dimos cuenta de que sí existían. No tengo la fórmula pero nos quedan cinco días de trabajo para encontrarla. Dependerá de nosotros y de nuestra inteligencia“.

En realidad, el profundo análisis el coach lo hace puertas adentro, porque en público sus declaraciones no dejan nada. Reconoce que hay un problema pero no detalla cual. ¿Se quiere jugar rápido o control? ¿Es un problema físico o de los jugadores?. ¿Entienden el planteo? ¿Están más individualistas o se juega más para el uno contra uno? Los detalles, se sabe, tendrán como respuesta la actuación Argentina contra Francia en el debut del mundial. La única manera de expresarse es en cancha.

Desde hoy hasta el viernes los días pasarán en silencio. Hasta que la selección campeona olímpica y candidata a llevarse el mundial vuelva a hablar en cancha con el debut ante Francia. Veremos que dice.

Pablo Tosal
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