Y un día salió el sol

Un verano sin sol es algo muy particular, me preguntaba si el verano chino sería así. Lo mejor que había visto el sol era como en un permanente eclipse, tapado por una nube de smog que es igual a un estado permanente de niebla. Después hubo tres días nublados y además dos con lluvias.

Luego de la lluvia de anoche, coincidente con el partido argentino ante Croacia, la mañana nos recibió con ojos de chino, un sol radiante y un cielo… celeste! De repente un buen día el smog no estaba. Algunas nubecitas en el horizonte pero que lindo es ver cielo normal.

Historias de Taxis II

Allá vamos nuevamente a descubrir el maravilloso mundo de los taxis en tierra ajena. Hay de tres estilos. Son Amarillos y violeta, amarillos y verdes o todos rojos. Todos tienen los mismos ideogramas chinos en las puertas, por lo tanto no logro distinguir si existen compañías distintas. Solo los colores.

Como en todas partes del mundo la historia se dividen en dos: Los chicos buenos y los chicos malos. La categoría es sencilla lo difícil es distinguirlo.

Andaba con apuro y no podía perder tiempo en el Subte (tardo de 35 a 40 minutos hasta el estadio). Le pido al conserje que me pida un taxi. Sale a la Avenida y se prepara para frenar uno. De repente estaciona uno por la calle aledaña. Le indico que había uno estacionado allí, que me subiría a ese. Con muchos gestos me dijo NO, NO, NO!.

Esperamos y frenó uno él. Me subí y me cobró 18 yuanes hasta el estadio (3dólares). El regreso lo tome solito (20 yuanes). Hasta que anoche me topé con los chicos malos. Mismo camino, mismo tiempo, 39 yuanes y todo indicado por el reloj ¿?.

Espero que los moralistas de siempre vengan a decirle al taxita chino que hace quedar mal a su pueblo con esta actitud. Imaginate reclamar en argentino y que te contesten en Chino. Imposible. Hay que acostumbrarse que a veces son 18 yuanes y otras 39. Al menos hasta aprender el secreto de cual taxi tomar.

Lo que si aprendí es la forma de cobro. Tienen un reloj cuya bajada de bandera sale 10 yuanes. Luego otro sector indica los kilómetros recorridos. Después de 3 Km. empieza a cobrar un yuan cada 500 mts. Además tienen un reloj que comienza a funcionar cuando el auto se detiene en los semáforos o congestión de tránsito. Cuando dos minutos detenidos te suma un Yuan. Es obligatorio que en cada stop el tachero ponga el freno de mano. Primero pensé que era costumbre pero si lo hacen todos en todas las esquinas debe ser norma.

Comida China o muerte

Desde que bajé del vuelo de Air France que me trajo a tierras pekinesas que no tomo vino. Así que decidí ir a un súper a ver que onda con los vinos para volver a sentir el privilegio de cada noche.

Se trata de un Shopping de 4 pisos cuyo subsuelo y planta baja (acá a la PB se la llama primer piso) eran un supermercado muy grande. Enfile para el subsuelo. Allí me deslumbre con la góndola de comidas. Había como en cualquier super grande de Argentina rotiserías y todo tipo de comidas elaboradas para llevar y por supuesto los estantes para comprar comida para hacer. La diferencia es que en cada góndola hay una china ofreciendo el producto.

Juro que hay que tener un poco de estómago para sortear invicto todo. Prometo llevar la cámara en la próxima y subir fotos. Chorizos de toda clase, muchos patos rostizados de manera diferentes, en varias salsas y crudos, nada de carne de vaca, carne de cerdo (cocida y cruda) Fideos de arroz, pescados y una joyita:

Tienen una bandeja de camarones vivos en agua, luego lo sacan a otra bandeja donde ves como se mueren adelante tuyo, a los saltitos. Luego lo pasan al frío del hielo para venderlos. Fresquitos los camarones.

Lo mismo con 10 peceras grandes y peses de distinta variedad. Hasta ayer pensaba tomar sopa de tortuga, pero después de verlas nadar en la pecera me dio pena. Igual la tomaré sólo porque Winston Churchill la tomaba.

Al no haber abundancias de vacas, no hay queso. Es decir, si hay pero carísimo y no lo encontras en todos lados. Un buen sándwich de jamón y queso es un lujo.

Cuando llegue a las góndolas de vino me dije “menos mal”. Era una góndola de no más de dos metros de largo por 3 estanterías. En un super gigante apenas serían 50 vinos en total de dos marcas distintas. La que predomina es el vino “Great Wall” (Gran muralla). La etiqueta decía que era un Cabernet Sauvignon críado en roble francés cosecha 98. Valía 15 dólares. Luego había algunos más de batalla (6 dólares) y finalmente algo que no entendí.

El mismo vino que valía 15 dólares en botella grande en la de 3/8 (la botella chica) valía 3 dólares. “No puede ser”, me dije. Miré y miré y me pareció el mismo vino solo que en envase chico. Conviene llevar tres chicos y no uno grande. ¿Pero cual es la diferencia? ¿La botella de vidrio?.

Las únicas marcas conocidas en materia del alcohol son Budweiser, Corona y Heineken en cerveza y obvio que “Juanito caminador” etiqueta roja en Whisky como diría mi amigo JC.

Finalmente un dato. Me alegro que los chinos no tomen vino. Si lo hicieran nuestros bodegueros argentinos destinarían todas sus cosechas a la exportación. Esto aumentaría el precio en el mercado local. Dios mantenga a los chinos alejados del vino.

Nada de déme dos

Zhong Guan Cun es el distrito que le da nombre al complejo de edificios de compras que existen en la zona noreste de Beijing. Nos pasaron el dato y hasta allí fuimos. Subte línea 5 hasta la combinación con el subte línea 2. Cuatro estaciones, y luego un taxi de 20 yuanes y llegamos. La foto que ilustra esta nota lo dice todo: tres edificios gigantes, uno de ellos (el que tiene la “e” gigante al costado) únicamente de artículos de electrónica.

Lo malo que es no se puede caminar tranquilo para mirar. Te atajan en cada puesto invitando a que entres o forzándote a que entres y que mires. Casi todos los puestos son iguales. Un millón de notebooks, GPS, Celulares, PC, DVD y chucherías de todo tipo ¿Los precios? Apenas un poco más bajo que en argentina. Discutiendo le bajas un poco. Lo mejor que conseguí en precio es una Laptop de 500 dolares ACER de 1GB de memoria y 120 de disco rígido. No es gran cosa. Lo único que compré es un grabador digital de periodista que me hacía falta por 70 dólares muy completo.

Igual hay que ir con paciencia y tiempo, porque entrando a cada lugar podes tardar dos días en recorrer la mitad del complejo. Volveré.

Lo cierto es que me niego a comprar cosas que sean inútiles solo porque están baratas. Hay como una especie de histeria colectiva cuyo pensamiento es “si vas a china tenés que venir con cosas baratas”. Solo necesito una heladera nueva y no me veo en el avión con la heladera.

Desde Beijing - Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar