Lo dejó verde

A veces pasa. “La defensa de local”, “la defensa de la segunda fase”, uno puede argumentar en base a los números las virtudes de un equipo y de repente todo parece esfumarse, al menos por 40 minutos. Las estadísticas no son más que un promedio de las oscilaciones, nunca una línea recta. Anoche Peñarol jugó su peor partido de local y lo pagó con derrota. En la vereda de enfrente hubo un conjunto capaz de aprovechar todo, de jugar mejor, de tener buenos porcentajes y especialmente que tomó confianza en que era posible y lo hizo.

Gimnasia salió con el chuchillo entre los dientes, como se debe salir cuando se juega contra un equipo Top. La concentración, la actitud de los patagónicos contrastaron con lo que mostró el local. Se puede poner en manos de Gimnasia muchas razones de un primer cuarto impecable (26-16) pero es necesario decir que fue Peñarol también un enemigo que conspiró contra si mismo.

¿Desidia? ¿Sobró el partido? ¿Acaso no esperaba tanto del oponente?. Es verdad que Gimnasia metió todo, pero tomó muy buenos lanzamientos. Cuando uno tira bien parado y con buenos tiros los porcentajes aumentan. Dos triples de Mariano Franco, otro de Gary Buchanan, quien además con sus penetraciones se hizo un festín (10 pts). Fue clave Diego Romero como pasador desde el poste alto. Sciutto salió de base porque encima que no estaba Diego Alba, el base suplente, Nicolás Ferreyra, no pudo jugar por dolores en su espalda.

Nicolás Casalánguida, el joven técnico sureño (candidatazo a técnico del año), guardó a su único base natural, Nicolás De los Santos, para que sea la primera rotación desde el banco. Con más peso en la pintura, la dupla Romero-Boston fue decisiva (10 pts y 7 reb entre ambos). Peñarol puso en manos de Jackson muchas ofensivas, el hábil escolta forzó varias de las situaciones convirtiendo apenas 1/6 de campo. A medida que se ampliaba la ventaja (6-12, 9-21, 13-26) el apuro se adueñó del local que cometió 4 pérdidas. Desconocido Peñarol.

Sergio Hernández, que hasta la mitad del primer cuarto dirigió sentando, se quitó el saco y se puso de pie al borde del campo. Se dio cuenta que la noche venía torcida. Él (como su equipo) había empezado observando lo que pasaba, cuando Gimnasia mostró sus credenciales ya estaba 10 puntos arriba al final del primer cuarto y dominaba un elemento precioso e intangible en las manos: la confianza.

El segundo cuarto fue parejo, con predominio de Gimnasia en el comienzo y un cierre mucho mejor de Peñarol. La visita tomó rápidamente una distancia de 16 puntos a los 2 minutos y medio del parcial (20-36) gracias a la mano de Buchanan acompañado por Mariano Franco. Se despertó Jackson y brindó la primera metralla de puntos (9) para darle gol a una ofensiva estancada. Muruaga, Ale Diez, Reinick, Picarelli tenían la misión de bajarle el goleo a Gimnasia pero poco pudieron hacer. Otra vez fue superior el juego de pases de la visita. Y aunque no tuvo oportunidad de poner la bola en la pintura (1/5 en dobles) bombardeó desde afuera (4/7 en triples). En los últimos cuatro minutos el local achicó una distancia bochornosa de 19 puntos (24-43) a solo 9 (39-48) poniéndole emoción al partido.

Para el segundo tiempo se esperaba otro Peñarol, que fuera más agresivo con su defensa, más generador de errores en el oponente y sobre todo que, al carecer de sus dos bases la visita, le lleve problemas no sólo al traslado del balón sino a la circulación del mismo. Pero Gimnasia es ante todo un equipo maduro. Y tiene claro cuales son las reglas de su negocio dentro del partido. Peñarol propuso un juego más de desgaste pero el verde patagónico lo contrarrestó con eficacia.

Para el colmo de Peñarol esa eficacia llegó como lluvia, sobre el cierre del segmento. Sucedió así: Jackson (siempre Jackson) metió dos dobles y un triple, se encendió Tato Rodríguez y Byron Johnson brilló un rato en la ofensiva (7 puntos) para que Peñarol se ponga en juego a solo dos puntos 57-59 a falta de 4 minutos.

Contrariamente a lo que pasó en el cierre del primer tiempo esta vez Gimnasia le asestó un golpe durísimo al local con un parcial final de 6-16. En los primeros 6 minutos la visita había hecho 11 puntos, pero en los 4 finales fue un vendaval con un doble y falta de Buchanan, dos triples del propio alero, más un triple de media cancha (si de media cancha) de Nicolás De los Santos sobre la chicharra. Cuando la noche está escrita dan ganas de no pelear.

El partido ingresó al cuarto final con una distancia de 12 puntos de Gimnasia que manejó perfectamente. La confianza antes dicha se reflejaba en la seguridad con el balón. Con Peñarol subiendo la defensa hasta la salida del rival, apenas tuvo una pérdida en 10 minutos.

Lucas Picarelli en el segmento final se vistió de goleador y dio 10 puntos casi seguidos para llevar ilusión, pero Gimnasia se refugió en Gary Buchanan que tuvo una actuación ofensiva notable. Sergio Hernández defendía con Alejandro Diez de alero, y debía pedir el cambio para atacar con Tato Rodríguez. No hubo forma de pararlo a Buchanan. Luego reingreso Vega, que desde el primer cuarto no pisaba cancha. La puesta fue volver a un alero natural. Tampoco. Intratable el moreno que anotó 12 puntos más para llevar su cuenta personal a 36 para una valoración de 44.

Gimnasia se llevó de Mar del Plata la revancha soñada del partido que perdió en Comodoro. Dos puntos de oro que a la hora de mirar el fixture generalmente no se cuentan. Y ahí están: inmaculados…. riéndose de los pronósticos.

Síntesis
Peñarol (87): Sebastián Rodríguez 14, David Jackson 24, Sebastián Vega 2, Byron Johnson 12, Román González 17 (FI); Lucas Picarelli 10, Alejandro Diez 3, José Muruaga 4 (x) y Alejandro Reinick 1. DT: Sergio Hernández.

Gimnasia (100): Germán Sciutto 13, Gary Buchanan 36, Mariano Franco 19, Jimmy Boston 8, Diego Romero 14 (FI); Nicolás De los Santos 5, Bruno Ingratta 3, José Alessio 0, Sebastián Morales 2. DT: Nicolás Casalánguida.

Parciales: 16-26, 39-48 y 63-75.
Árbitros: Roberto Smith y Sergio Tarifeño.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas (1000 espectadores)

Foto: Gentileza Carlos de Vita

Pablo Tosal
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