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16/05/2009 12:41 | Liga Argentina

Los hechos (por Mariano Blanco)

Autor:Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.com.ar)

Será difícil comentar lo sucedido con tanta bronca e impotencia generada por grupos ajenos al básquetbol de Junín que, enojados por una nota periodística, me amenazaron de muerte y me agredieron físicamente en el estadio, en pleno desarrollo del cuarto partido de la serie de la semifinal repechaje del Torneo Nacional de Ascenso (TNA) entre el local Ciclista Juninense y San Martín de Corrientes.

Será muy complicado como lo fue comenzar a recibir los agravios que llegaban en formas anónimas y como amenazas, que por lo escrito en “época”, iba a volver “en un cajón a Corrientes”.

Todo comenzó cuando, algunos en desacuerdo por la nota publicada en la edición del jueves, bajo el título “Entre el frío y la hostilidad local”, donde remarcaba los agravios recibidos en un sector de prensa en la noche del que no entiende de límites para los simpatizantes y los trabajadores. Además, hablaba de los insultos que recibía el plantel de San Martín de Corrientes desde que arribó a Junín, que escapaban a los “agravios comunes por ser rival”, algo inentendible desde cualquier punto de vista.

Pasado el mediodía del jueves, en la sobremesa del almuerzo junto al cuerpo técnico del equipo correntino, un allegado al plantel juninense (rótulo puesto por los propios locales presentes en ese momento) remarcó un malestar con “el encargado de prensa que escribió pavadas en su informe a la AdC” (sic), buscando aclarar que “también se publicó en “época” de Corrientes”. Se refería sin dudas a esta nota que desató la locura. Fue sólo eso, un mensaje que había saltado en la web un artículo del cual sostengo y me hago cargo.

La locura, que siguió en horas de la tarde en el hotel Emperador, cuando llamadas anónimas a la habitación 49, me amenazaban con dejar Junín “en un cajón” y hasta advirtiendo que “la vas a pasar mal si salís, estamos mirando desde enfrente. Te vamos a matar la c... de tu m...”.

A oídos sordos, amenazas anónimas. Fui al estadio a cumplir mi trabajo.

Y siguió la odisea. Un grupo de allegados (no me decían los nombres y no parecían ser dirigentes) buscaban con prepotencia que les explique la decisión de escribir esa nota “cuando eso es vivir el básquet en Junín”.

Momentos de tensión se vivieron con el plantel visitante en pleno precalentamiento, hasta que apareció el encargado de prensa del Club Ciclista Juninense (primera figura de la entidad) Gerardo Crocco, que calmó los ánimos y se puso a mi disposición y me aseguró que habría custodia.

Los minutos pasaron, San Martín no encontraba el juego y yo no podía hilvanar las teclas de un comentario perdedor en una noche nefasta.

Hasta que en el tercer cuarto, personas desconocidas pasaron fugazmente por el sector donde estábamos apostados los periodistas correntinos y sólo atinó a pegarme por la cabeza y a seguir insultando “por lo que está escrito en internet”.

Si no fuera por colegas de Junín y la euforia desatada por una derrota inobjetable del equipo local, no hubiésemos alcanzado la “trinchera” y subido al colectivo que me trajo a Corrientes, y fue mucho más cómodo que un ataúd.

Sé que estos “matones” mandados ( ¿seguro que reconocen en Junín a Mariano Blanco para pegarle sin previo aviso?) no son parte del básquet de Junín, pero cuánto mal les hace ésto a esa ciudad bonaerense.

El regreso a mis pagos con bronca e impotencia no hizo más que buscar una salida rápida y no culpables. Esto no debe suceder más en Junín, en Corrientes, ni en cualquier lugar donde exista la pasión verdadera.

Por Mariano Blanco (enviado del diario Época a Junín)