Una posibilidad desperdiciada

El rubro “comparación” es más bien una condición que resalta las miserias propias antes que festejar los aciertos externos. Fue bueno, claro que si, ver como un pibe nacido el 21 de octubre de 1990 (17 años, ocho meses y 28 días en Beijing) integraba un plantel que pretendía una medalla de los Juegos Olímpicos. Pero es inevitable no decirlo: nos dolió que por entonces la selección argentina no tenga ningún chico aunque sea llevando los bolsos al lado de “Manu”, “Chapu” o “Luifa”. Es verdad que Ricky Rubio hay un sólo (atrevidamente algunos lo llaman el “Magic” blanco) y el pibe lejos está de alcanzar los bolsos. Fue parte importante del equipo español (18:29 minutos de promedios en los 8 juegos) que se consagró medallista de plata jugando 29 minutos ante el Dream Team en la final.

Sergio Hernández decidió por entonces que sea Antonio Porta (28/10/1983) el base que acompañe a Pablo Prigioni. “Chicho” hizo un gran esfuerzo por no perderse los juegos Olímpicos. Trabajó con su lesión de modo conmovedor para estar a la altura de sus compañeros. Pero cuando llegó Beijing el entrenador apenas lo usó 4:17 minutos por juego en seis partidos, siendo Carlos Delfino y Manu Ginóbili los bases eventuales que subían el balón en los pocos minutos que descansó Pablo Prigioni. En la platea de prensa no fuimos pocos los que nos preguntamos “¿Si Porta no juega porque no sé trajo un juvenil para sumar experiencia?”.

El éxito final (que duda cabe que una medalla de bronce es éxito) acaso haya servido también para tapar el tema. Porque en la derrotas nos acordamos de los detalles, pero la victoria contra Lituania sin Ginóbili relajó los ánimos. De todos modos quedó la pregunta ¿se podría haber llevado un juvenil para ir preparándolo?

Recuerdo palabras del técnico de la selección, cuando decía “En los torneos mundiales o juegos Olímpicos no es tiempo de probar nada, hay que ir con lo mejor a buscar el mejor puesto”. Coincido con el “Oveja”, ya que la historia rara vez se acuerda de los que no ganan y sobretodo esta selección lleva mucho peso encima, con el sagrado tema que es una “selección ganadora”. De todos modos los pocos minutos que se le brindó en cancha a “Chicho” Porta en Beijing 2008 nos devolvieron la pregunta si no era conveniente llevar algún pibe para hacer experiencia.

Ahora el técnico arma un esquema inicial de cuatro bases: el destacado Pablo Prigioni (32 años), el mejor base nacional de la actualidad, Juan Pablo Cantero (26 años), el creciente Juan Pablo Figueroa (23 años) y finalmente la joya de la camada chica, Juan Manuel Fernández (18 años). Al lado de Prigioni hay futuro, hay talento, hay ganas de quedarse en la selección y deberán ganarse el puesto, pero al menos en los casos de “Juampi” Figueroa y sobre todo Juan Manuel Fernández hay mucha idea de futuro.

Una pena la posibilidad desperdiciada en Beijing, pero se corrige un torneo después. Debe haber interacción de trabajo entre Enrique Tolcachier, responsables de las selecciones menores de la Argentina y el coach de la selección mayor. Argentina tiene que dar el paso siguiente a la camada especial. Esta convocatoria al menos muestra buenos síntomas.

Foto: Gentileza Diario El Popular

Pablo Tosal
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