“Lo que no hice fue por mi culpa”

Se fue en 1997, con 19 años, como nuestra gran promesa. Lo esperaba nada menos que el Real Madrid y un jugoso contrato. Pero la carrera (ver Algo personal) no fue la esperada. Lucas Victoriano no decepcionó pero tampoco alcanzó lo que su potencial insinuaba y hoy, a los 32 (los cumple el jueves), pega la vuelta a su país y a la Liga que lo vio nacer en Olimpia de Venado. Lanús lo necesita para no sufrir con el descenso. “Yo tengo mi vida armada en España, un negocio de ropa y una novia que juega al básquet en Zaragoza, pero me llamó Silvio (Santander, el DT) y me convenció. Tuve ofertas de todo tipo, desde Chipre hasta México, pero sé que en mi país no empiezo de cero”, cuenta el tucumano desde Zaragoza.

-¿No te dio miedo volver luego de la mala experiencia en la 00/01?
-Claro que tuve miedo. Lo de Tucumán me dejó una mala espina y la gente de acá me decía que esperara, que iba a salir algo mejor... Pero Sebastián Uranga me habló muy bien de Lanús.

-¿Qué te genera volver al país y a la Liga?
-Cuando estás afuera tanto tiempo se acrecienta el sentimiento de ser argentino y siempre había pensado en volver a la Liga. Es una competencia que, como ahora está más difícil irse afuera, en dos años será aún más dura. Ojalá pueda mejorar la infraestructura, en España tienen un gran concepto de la liga donde salen tantos talentos.

-¿Qué expectativas tenés?
-En estos años aprendí que las expectativas van de la mano del equipo. Voy a hacer lo que me pidan. A mí me gustaría recuperar las ganas de divertirme y poder contagiar eso. En la actualidad los partidos se sufren, se está pensando más en que no te vaya mal antes que en disfrutar y cuando entrás en esa dinámica, te acercás al fracaso. Nos pasó el año pasado en Zaragoza y descendimos con un equipo que no debía. Eso me costó mi lugar en un club donde creía haber dejado bastante. Por eso quiero divertirme, pero con responsabilidad y conseguir objetivos grupales.

-¿Qué podés aportar?
-Santander me dijo que es un equipo bueno, pero que no ha encontrado su identidad. Juega bien de a ratos, aunque sufre de lagunas al final. Debe ser más consistente y no me necesitan para anotar 20 sino más en lo psicológico, que sea organizador y haga mejores a mis compañeros. Justo a eso me he dedicado en estos últimos años.

-¿Qué jugador veremos?
-Deben olvidarse del que se fue a Europa, que era un portento físico pero le faltaba madurez. Hoy físicamente estoy bien pero sé jugar mejor el basquet y, con mi experiencia, puedo ocultar mejor mis errores.

-¿Podés hacer la diferencia en la Liga, darle un salto de calidad a Lanús?
-Vamos a mejorar. Si no, no iría... Pero no puedo compararme con Leo (Gutiérrez), Fede (Kammerichs) o Román (González), que son los líderes espirituales y deportivos de sus equipos, a través de los cuales se armaron los equipos.

-Fuiste la promesa argentina hace 12 años. ¿Cómo evalúas tu carrera?
-Uno debe quedarse con lo que pasó y yo estoy super agradecido de haber jugado en tres divisiones de España, dos en Italia, en el Real, en la Selección... Pero mi forma de pensar varió mucho desde lo que pasó con mi hermano (NdeR: Jesús, de 22 años, murió en el 2005 en un siniestro), priorizo que todos estén bien a mi alrededor, no reniego de nada ni me arrepiento de mis decisiones.

-¿Qué te faltó?
-Me faltaron un montón de cosas. Lo que no hice fue por culpa mía, no voy a llorar. Pero también fue por las circunstancias que me tocaron. A nadie le recomendaría ir con 19 al Real, que es la cuna de los resultados. Se esperaba mucho de mí, era extranjero pero no me formaron... Distinto fue lo de Prigioni. En un club normal lo esperaron, lo hicieron crecer y hoy es un monstruo. Seguro que él y Pepe me entienden cuando hablo del Real. Seguro que sus carreras no hubiesen sido las mismas si pasaban por ahí a los 19...

Foto: Gentileza encancha.com
Fuente: Julián Mozzo - Diario Olé