Y al tercer partido resucitó

Con un partido así Peñarol puede descansar más tranquilo, porque la semana previa al juego no fue fácil, rumores, mal humor, especulaciones, de todo menos básquet. En 40 minutos disipó nubarrones a partir de una defensa que volvió a ser firme, de su juego interior que marcó notorias diferencias, del concepto de jugar cerca del canasto para generar espacios y finalmente por Leo Gutiérrez que tuvo su noche mágica, como tantas, pero mas necesaria que nunca.

Debemos pensar que Boca Juniors jugó sensiblemente por debajo de su nivel, pero es difícil interpretar si por el rival o por sí mismo. Tácticamente no estuvo nunca en el juego, y como argumento a favor sus individualidades tampoco lo ayudaron. El tridente Alston – Moodie y Aguirre lucieron por debajo de las expectativas.

La paridad duró apenas 10 minutos, después fue todo propiedad del local. El duelo comenzó con más de lo mismo para Peñarol, lanzamientos exteriores (dos triples) como único recurso para llegar al gol, mientras Boca buscaba variantes con Alston y Míkulas (bien defendidos). Moodie no podía despegarse de la marca de Mata y Aguirre chocaba solo contra los internos de Peñarol buscando penetrar la materia, yendo en contra de las leyes del universo.

Mientras Castiñeira contenía a Woodward para que no abra espacios con sus penetraciones, el técnico Pablo D´Angelo dispuso que Alston con sus largos brazos se haga cargo de Leo Gutiérrez para evitar los tiros cómodos de tres puntos. La receta le salió bastante bien. No obstante promediando el cuarto, Peñarol comenzó a mostrar la uñas, dónde y cómo quería atacar. Fue llevando su ofensiva estacionada hacia la presencia de Martín Leiva.

El pivote nacional, aunque forzó algunas situaciones, no le escapó a la responsabilidad. Recibió de espaldas (con la marca de Míkulas), generó 4 puntos y lo mejor: achicó la defensa de Boca hacia su juego interior generando espacios en el perímetro.

Esa secuencia de Peñarol utilizando como eje a su pivote fue lo que abrió el partido en el segundo cuarto. Alston fue dominado, y sin él Boca perdió el faro. La defensa de Peñarol puso a Míkulas a jugar de frente a cinco metros y no le dio lugar para progresar (aún así fue el único productivo en ataque en el primer tiempo).

Cuando Leiva y Reinick tomaron protagonismo todo lo que siguió en el partido fue consecuencia. Al tercer rebote ofensivo que Peñarol tomó de modo consecutivo, la defensa de Boca (que buscaba variantes con Fernando Martina) se comprimió achicando espacios. Allí entonces apareció el gol perimetral a caudales que el milrayitas tenía guardado. Dos triples a pie firme de Leo Gutiérrez, otro de Mata y uno más de Tato Rodríguez. Para coronar la andanada Sergio Hernández sentó a Woodward y lo puso a Vega de escolta que de contraataque y en soledad, también marcó un triple.

Semejante lluvia ofensiva se coronó con la muy buena defensa individual que no liberó nunca la presión sobre el balón y la capacidad de rebote propio. Boca debió atacar a un sólo tiro por ataque, con lanzamientos muy contestados por la defensa, incómodos y de apoco la distancia se fue abriendo como lógica del juego. Boca estaba sin juego, D´Angelo probó con la doble base de Ingles y Aguirre tratando de generar más pases. Encima el americano Green es muy de rol y no soluciona mucho cuando su equipo lo necesita. El primer tiempo se cerró 49-31 con un doble sobre la chicharra de Míkulas.

El tercer cuarto fue definitorio. El partido lo sepultó Leo Gutiérrez que dio un recital exquisito de tiros exteriores armados sobre la marca y con notable puntería. Metió 4-4 en triples en el segundo tiempo y 16 puntos. Como dijo un amigo mientras mirábamos el partido ¨sólo le faltó cazar un murciélago¨.

Leo fue importante en defensa, imponiendo rigor en la marca, recuperando balones y luego haciendo fácil lo difícil. Tomó decisiones con el sello ¨Leo Gutiérrez¨ con tiros a 10 segundos de la ofensiva y por arriba de la marca. Pero cuando la puntería esta de su lado, la defensa rival se rinde por completo. Brian Woodward aprovechó los espacios para ir hacia el aro, culminar los contraataques y anotó 10 pts en el segmento.

Boca, en tanto apabullado por el gol de Peñarol tuvo respuestas en Mariano Fierro (10 pts), que no jugó en todo el primer tiempo. Fierro ingreso como ala pivote pero enseguida lo ubicaron de Alero al lado de Míkulas y Martina, así su equipo mejoró en ofensiva, pero atrás siguió sin encontrarle la vuelta.

Cuando comenzó el último cuarto la diferencia era de 27 puntos (80-53). El partido estaba terminado y sólo importaba saber si Peñarol podría pasar la barrera de los 31 puntos de diferencia, máxima diferencia histórica a favor de Boca (temporada 03-04). Leo Gutiérrez fue al banco, Peñarol bajó un cambio y la diferencia se estabilizó. Para el final quedaron como registros históricos los debuts en liga nacional de los pibes Leonardo Cañete y Alejo Sánchez, el hijo del técnico Oscar Sánchez.

Síntesis
Peñarol (99): Sebastián Rodríguez 14, Brian Woodward 18, Marcos Mata 15, Leonardo Gutiérrez 25, Martín Leiva 10 (FI); Raymundo Legaria 0, Sebastián Vega 9, Alejandro Diez 0 y Alejandro Reinick (x) 8. DT: Sergio Hernández.

Boca Juniors (77): Nicolás Aguirre 12, Cedric Moodie 7, Sebastián Castiñeira 4, Gabriel Mikulas 14, Derrick Alston 3 (FI); Nelson Ingles 5, Marcus Green 3, Fernando Martina 9, Mariano Fierro 15 y Rodrigo Sánchez 5. DT: Pablo D’Angelo.

Parciales: 20-18, 49-31 y 80-53.
Árbitros: Alejandro Chitti y Oscar Martinetto.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas (1300 espectadores)

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.net)
Crónica: Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.net)


Estudiantes tomó impulso

Al igual que lo ocurrido el martes ante Peñarol, el despliegue albo de anoche fue muy bueno, y por ello le llegó a sacar más de 20 unidades de luz a Gimnasia y Esgrima (CR). Finalmente el cuadro bahiense se llevó el cotejo por 86 a 71. Andre Smith y Cristian Amicucci fueron las figuras.

El cotejo comenzó mejor para el dueño de casa. A través de un activo Amicucci en ambos costados de la cancha y un efectivo Smith (terminó el primer cuarto con 12 puntos y 100% de efectividad), el albo pudo sacar una interesante luz antes de llegar a la mitad del primer capítulo (12 a 5), aunque un tiempo muerto le alcanzó en ese entonces a Casalanguida para acomodar sus piezas.

Gimnasia enderezó el rumbo. Marcó presencia cerca de los cilindros con Romero como estandarte prevaleciendo sobre la defensa de Levy y Sciutto haciendo uso de su velocidad. Con esos argumentos como principales, el elenco de Comodoro le devolvió la paridad al cotejo, al menos hasta el cierre de esos 10 iniciales, donde la escuadra estudiantil cuidó mejor su canasto y se metió al segundo cuarto con seis de distancia, 22 a 16.

El segundo capítulo fue más desprolijo. Con mayor grado de revoluciones, los dos elencos le imprimieron vértigo al cotejo, aunque en varias oportunidades sin entender bien porqué. El bahiense ya no tuvo como opción el posteo de Robinson sobre Sciutto, y el visitante en tanto no encontró en su banco de relevos el auxilio que necesitaba para la situación de juego que vivía.

Replegándose bien en sus últimos metros el dueño de casa llegó a dispararse por 15 (36-21), pero una vez más de la mano de Romero el verde y blanco volvió a la vida, o al menos eso bosquejó. El interno no encontró aliados al momento de atacar el cilindro, en parte porque la defensa local le cerró los caminos a Buchanan y en parte también porque la eficacia no fue la esperada (9-16 t2 / 4 – 13 t3 / 45% en tiros de campo).

Con Estudiantes mejor plantado y sin mostrar grandes grietas en el final de la primera parte, la ventaja para los orientados técnicamente por Marcelo Richotti al momento de irse al descanso largo fue de 13, 47 a 34. Y si bien fue el patagónico quien golpeó primero en el retorno de vestuarios, a través de un parcial de 7 a 0 (47 a 41 arriba el albo) que tuvo como actor principal a Ferreyra, el dueño de casa sacó a relucir su mejor básquetbol y prácticamente le bajó la persiana al encuentro en ese tercer capítulo.

A través de un aceitado alto-bajo dispuesto por el tándem Levy-Amicucci, con Smith sin encontrar en toda la noche oposición de Buchanan, y a su vez, una defensa que secó a Gimnasia, y en los momentos que le permitió la penetración le negó la descarga; los dueños de casa le sumaron a todo eso el contraataque, para generar un combo que sobre el crepúsculo del cuarto le entregó una brecha de 19 unidades (66 a 47).

Estudiantes supo aprovechar los 14 puntos de luz (66–51) que tuvo al comenzar el epílogo, y sin marearse a pesar que el juego ganó en desprolijidad y chatura, continuó obteniendo rédito al postear a sus aleros sacándole jugo a la diferencia de talla (ya sea Robinson o Cecchi); al igual que correr los contraataques y al momento de ir a las ofensivas fijas, tomar buen uso de los cortes hacia el cilindro.

La escuadra de Comodoro Rivadavia, ya sin ideas, se fue en ganas, y con el impulso de Sciutto como faro no alcanzó. Romero no fue determinante como en la primera mitad, ninguno de los dos foráneos gravitó en demasía, el perímetro nacional no dio demasiadas variantes y con el correr de los minutos, el huésped vio como poco a poco el anfitrión se alejó más y más en el tanteador.

El bahiense llegó a ganar por 23 (83 a 60) encarando la recta final del juego, cuando todo estaba resuelto y no quedaba lugar para ninguna sorpresa. De esta manera el albo suma su segunda victoria en fila, dejándolo bien predispuesto para los últimos choques de la primera fase.

Síntesis
Bahía Blanca Estudiantes (86): Pedro Franco 15, Andre Smith 22, Michael Robinson 12, Jamaal Levy 5 y Cristian Amicucci 15 (inicial); Lucas Faggiano 5, Emiliano Agostino 7, Gerardo Barrera 3, Cristian Aguiar 0, Leandro Cecchi 2 y Matías Martínez 0. DT: Marcelo Richotti.

Gimnasia y Esgrima (CR) (71): Nicolás Ferreyra 7, Germán Sciutto 12, Gary Buchanan 12, Hakeem Rollins 13 y Diego Romero 15 (inicial); Andrés Rodríguez 2, Nicolás De los Santos 1, Federico Mansilla 6, Martín Miner 3 e Ignacio Alessio 0. DT: Nicolás Casalanguida.

Parciales: 22 – 16 / 47 – 43 / 66 – 51.
Árbitros: Estevez – Mendoza.
Estadio: Dr. Osvaldo Casanova.

Crónica y foto: Emanuel Niel (eniel@pickandroll.net)