Cuestiones que no se entienden

Hay cuestiones que no llegan a entenderse. Por una razón de archivo, hay líneas que no soportan recorrido a través del tiempo y sufren saltos abruptos, o directamente desconexiones que resultan difíciles de comprender al momento de su análisis. Esta claro, con el diario del lunes cualquiera gana el PRODE, pero esta triste situaciones se veía venir.

La cronología indica que Independiente de Neuquén vendió su lugar en la elite del básquetbol nacional por una cuestión de costos: no le alcanzaba el presupuesto para disputar la “A”. ¿Qué hizo? Con el dinero que obtuvo de esa sesión, fue a la carga con el TNA, aún teniendo deudas con su anterior plantel y diagramando una nueva plantilla, la cual estuvo lejos de ser la más económica de la categoría e incluso hasta antes de su retiro tuvo serias chances de ingresar al TNA1.

Si bien la cara visible de la institución, Gastón Sobisch, siempre afirmó que encabezó esta última patriada porque en el inicio contaba con el apoyo de otras personas, las empresas que debían sustentar el nuevo proyecto nunca aparecieron, y si lo hicieron, fue solo de palabra en la confección del itinerario 2009/10. ¿Por qué se siguió adelante, incluso con un armado no tan austero como se suponía? La respuesta radica en la especulación y en la ilusión.

El conjunto patagónico supuso que armando un conjunto fuerte la gente volvería a volcarse al estadio, y con ellos, sponsors con intenciones de apoyar una campaña que finalmente quedó en la nada. El público se dio cita, pero no en la cantidad esperada, y los inversores aún brillan por su ausencia. Los meses comenzaron a pasar, las deudas se acumularon y con el comienzo del éxodo de jugadores y cuerpo técnico se inició el principio del fin para esta etapa del rojo.

De allí se desprende un interrogante mayor, ya que Sobisch es uno de los dirigentes más contestatarios con que contó la segunda categoría del básquetbol nacional, y siempre fue de los primeros en la fila al momento de levantar la bandera en contra de los gastos innecesarios, el pobre sistema de disputa y en reconocer que en esto no existía negocio alguno para los clubes, ya que siempre da pérdida. Teniendo todas estas aristas en cuenta se vuelve a la pregunta inicial: Luego de bajarse de la “A” por falta de recursos ¿Por qué se siguió adelante, incluso con un armado no tan austero como se suponía?

El golpe, al menos indirectamente, también sacude a la Asociación de Clubes. Esta claro que ningún integrante de la AdC le pone una pistola 9mm a los dirigentes de los clubes para que gasten más de lo que deben. Ese es un problema de cada institución, en la parte más amateur que aún conserva nuestra liga. Si un equipo paga por 10, algo que en realidad vale 3, y si encima tiene para gastar 50 y termina acumulando un egreso de 100, la AdC no tiene porque cargar con esas culpas. Si los representantes son el eslabón más profesionalizado de este negocio, y el área dirigencial la más amateur, y en el mayor de los casos, sin interés alguno de evolucionar, esa situación parece escaparle al ente organizativo.

En lo que no queda exento este órgano, es en el agotado sistema de disputa y la falta de variantes potables y visibles a una situación que se viene dando desde hace varias temporadas. Si el básquet profesional en Argentina nunca fue un negocio, ahora hay que sumarle que el TNA no resulta atractivo para nadie, e incluso por algunos actos, parece tampoco interesarle a la propia AdC.

Llegar a completar 14 equipos fue toda una odisea, teniendo ese número gracias a que Independiente de Tandil dio el sí a semanas de iniciar el certamen, en una jugada arriesgada por parte de quienes comandan esa institución, sabiéndose con un presupuesto bajo y casi sin jugadores en el mercado. Los coletazos de la endeble confección de la divisional quedaron a la vista una vez comenzado el torneo.

El nivel hasta aquí ha estado por debajo de lo acostumbrado, incluso habiendo varios equipos de Liga “B” con mayor presupuesto y mejor plantilla. ¿La AdC se expidió al respecto? Sí, pero no de la mejor forma. El actual presidente de la categoría, Juan Siemienczuk, antes representante de Echagüe, ahora devenido a dirigente de Quimsa, dio una conferencia de prensa con motivo del inicio de la televisación de la categoría (la cual estuvo en duda) y allí manifestó:

“La filosofía de la AdC es la de respetar a los clubes. Esto va a ir mejorando y mas allá que a nadie le gusta quedar libre, hemos hecho un formato así por respeto a los clubes que realizaron la compra de plaza. Este año no se llegó a 16 equipos, pero lo trataremos de terminar de la mejor manera y el año que viene lo replantearemos para mejorar todo. El TNA ya tiene confirmado a los 16 de la próxima temporada. Ya están los clubes que completarán esos cupos, aunque no los voy a nombrar, pero sucede que no pueden entrar en mitad de temporada. Siempre valoramos el esfuerzo de los que juegan y mantendremos los ascensos y descensos”.

“No hay tal crisis” parece leerse entre líneas. Se llegó a 14 equipos agotando todas las vías posibles, con planteles de calidad inferior a otras ediciones, con un solo juego por semana y a pesar de todo ello, con el rojo neuquino gritando sus problemas económicos desde el arranque; y como respuesta a todo ello: El TNA ya tiene confirmado a los 16 de la próxima temporada. Suena a cargada. La estructura se resquebraja con solo mirarla fuerte, resulta más atractivo para la gran mayoría jugar la Liga “B”, y la frase es “el TNA ya tiene confirmado a los 16 de la próxima temporada”.

Quizás puertas adentro los componentes de la AdC estén al borde del colapso diagramando una salida a todo esto, buscando una alternativa viable para devolverle al TNA su brillo… quizás. Es momento de un golpe de timón, ya que de seguir en esta dirección no parece haber mañana. Es necesario un replanteo, antes que los clubes que sí están (no los 16 que aparentemente habría) sigan los pasos de Independiente, suelten las columnas y todo se derrumbe.

Emanuel Niel
www.pickandroll.com.ar