A no acostumbrarse

Me tomo el atrevimiento de pedirles que retrotraigan su pensamiento al menos hasta la década del noventa, en la que ESPN nos mostraba las últimas proezas de un tal Michael Jordan, que con su equipo daba clínicas de básquetbol hacia todo el mundo de forma gratuita o al menos por el valor mensual del abono al cable.

Las estrellas de la NBA por aquel entonces eran inalcanzables, a nadie nunca se le podía ocurrir ver ni siquiera a algún sudamericano entre las lujosas canchas de los Estados Unidos. Eran épocas en las que los Juegos Olímpicos eran una oportunidad única de sacarse fotos con las leyendas de la naranja.

Pero hace menos de diez años eso cambió para siempre. Las distancias se achicaron, el desembarco extranjero en la mejor liga del mundo comenzó a ampliarse considerablemente, y ahora la NBA presenta una gran cantidad de jugadores internacionales.

Entre ellos Emanuel Ginóbili, desde su arribo en la 2002/2003, fue uno de los máximos exponentes. Primero se hizo lugar y luego lo mantuvo. Una vez que se hizo “conocido” se convirtió en estrella, y tuvo su lugar en el All-Star de Denver en 2005. Ayer le volvieron el reconociendo tras ser seleccionado para el de Los Angeles, que se llevará a cabo el 20 del corriente.

Sabemos de su personalidad y de su perfil bajo. No lo deslumbran las luces del estrellato, pero ser un All-Star en los Estados Unidos no es lo mismo que en cualquier parte del mundo. Es un show, pero otorga prestigio.

Hoy en día, los que ven NBA - muchos ya no lo hacen desde la “desaparición de dichas leyendas - o al menos tratan de seguir a los argentinos esperan su protagonismo de forma natural, y puede escucharse cierto comentario de sorpresa cuando alguno no está a la altura de una buena actuación. Eso es a causa de habernos acostumbrado a verlos en lo más alto destacándose entre la elite.

Quizás sea difícil, sin embargo no hay que tomarlo como normal, aunque se sea común, el hecho que Manu sea el líder del mejor equipo del mundo, que Luis Scola haga un doble doble y sea figura en el Stapes Center ante los Lakers o que los Bucks necesiten de la vuelta de Delfino como el agua. Se trata de un momento del básquetbol argentino, que por más que se haya perpetuado a través de casi una década en algún momento alcanzará el final, y cuando ese momento llegue nos tiene que encontrar preparados y habiendo podido disfrutar de cada momento vivido.

Foto: Gentileza diario San Antonio Express-News

Sebastián Ciano
Twitter: @Seba_Ciano
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