La culpa no es del chancho

¿A qué nos referimos cuando decimos que la Liga Nacional tiene 26 años de experiencia? Podríamos decir que la experiencia es solo para algunos sectores, porque ciertos problemas parecen cíclicos sin que haya un crecimiento en aspectos sensibles, como el caso de los juveniles.

Hoy que un club tenga el problema que tiene Boca Juniors con Marcos D´Elía no parece real. Porque Boca no es un novato en la liga. Es natural, y ya fue dicho en estas páginas, que el conocimiento de los dirigentes sea empírico, pero tiene que haber una escuela, un modo de hacer dirigencia que sea común sobre todo en situaciones que se desprenden de la lógica.

Se pueden citar varios casos de chicos menores que fueron a clubes por solo una temporada, los dirigentes confiaron en él, el entrenador le dio la posibilidad y le dio minutos, crecimiento, educación, experiencia y al final de la temporada, el juvenil, tal como hacen los mayores, termina yéndose a otro club.

No está mal en el aspecto profesional que las reglas sean iguales para todos, lo que cambia radicalmente la mirada es el grado de inversión que hace un club sobre un jugador de básquet. A un jugador mayor le paga un salario, una casa y su comida. A un menor le da bienes intangibles que son más delicados como educación, familia, contención y valores. Formar a la persona no es algo que se mida en términos económicos.

Luego si el chico rinde jugando al básquetbol entra en el mercado profesional y hace de esta actividad su medio de vida. Esto puede ser a los 18 o más tarde, pero siempre de modo progresivo cuidando los aspectos personales antes que los profesionales.

Cuando un chico a los 18 se pone el traje mayor de modo completo (o su familia lo lleva a esto o los representantes) y elige salirse de su club formador entra en el mundo profesional por la puerta grande y en tal caso recibe el trato que los jugadores mayores profesionales tienen.

Si D´Elía se va de Boca en diciembre, en el marco de una liga plena de exigencias por ganar ¿De qué le sirve al club ponerlo, salvo para ganar?. ¿De qué le sirve al entrenador seguir enseñándole si en enero jugará en contra de él?. El trato de profesional no es el de un niño. Esto es por plata, esto es un trabajo.

También podríamos preguntarnos si un agente puede forzar a un técnico a que un juvenil sume una determinada cantidad de minutos. Y lo que es peor ¿puede un dirigente aceptarlo?.

Si un club formador no toma los recaudos de una situación a largo plazo, no puede quejarse de la voluntad del chico de irse del club cuando su contrato finalice. A la vez que el chico no puede quejarse si el club compitiendo en el profesionalismo no lo quiere usar si sabe que en 3 meses se va. No es gratitud o ingratitud, no es lindo o es feo, es por plata. Para las decisiones profesionales las consecuencias son profesionales. Se llama trabajo.

Pablo Tosal
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