Perazzo: “Está bueno esto de lucharla y no tener todo”

Adolfo “Guri” Perazzo no pierde el tiempo con la queja fácil de haber nacido en la época equivocada. A los 62 años, sabe que en la actualidad, sus condiciones le hubieran permitido vivir del básquet y“salvarse” en lo económico. A él no le alcanzó con jugar 15 años en la Selección Argentina, ni con haber dejado huella en Obras Sanitarias, Quilmes, Peñarol, Sporting, Boca, Gimnasia y Esgrima La Plata y Nápoli de Italia, entre otros. Sin embargo, el deporte le dio herramientas para afrontar el día a día y lo preparó para tolerar frustraciones. Y el estudio, como complemento, le permitió reinventarse en otro ámbito.

Desde hace más de una década, el “Guri”, nacido en Mercedes pero radicado en Mar del Plata, trabaja en una oficina de Tribunales e investiga los antecedentes penales de las personas. Además, se encuentra al frente de la ONG Consejo Regional del Deporte. No obstante, lejos de apartarse de las canchas, se mantiene jugando al básquet en Dolores y no para de iniciar proyectos ligados al deporte que lo apasiona, con la ilusión de que algún club de la ciudad le de la oportunidad de aportar sus conocimientos. “Empecé a trabajar en Tribunales en el 2002. Salió la posibilidad de trabajar ahí y me gustó la idea. Fue algo novedoso, porque nunca me había preparado para acercarme a la actividad judicial. En La Plata me había dedicado a la ingeniería mecánica, pero no me recibí y después me recibí de profesor de educación física. Pretendí ser técnico de algún equipo de Liga, pero me apareció esto y me pareció bueno, porque iba a establecerme en Mar del Plata”, señaló en el inicio de la charla con El Atlántico.

Sobre sus pasos dentro del ámbito judicial, Perazzo, padre de Ezequiel, Tomás, Mercedes yJosefina, remarcó que “hice una capacitación en La Plata, con una tecnicatura en Criminalística. Recibirme de esa tecnicatura hizo que tomara un mejor posicionamiento dentro de Tribunales. Y ahí estoy, con un cargo y tranquilo”.

-¿Cuál es su labor específica?
-Estoy en la oficina técnica de identificación de personas. Es el inicio de la investigación previa procesal. En todo proceso penal, la iniciación es la investigación de la persona. Quién es, a dónde vive, todos sus datos personales y si tiene antecedentes penales. Yo me ocupo de la averiguación de los antecedentes penales. Dependo de la fiscalía general y se trabaja con todas las fiscalías del departamento judicial de Mar del Plata.

-Y a usted, que practicó deporte toda su vida, ¿le resultó extraño pasar a trabajar en una oficina?
-Ufff, muy extraño. Lo que pasa es que hubo algunas cosas que ocurrieron en esa época. Yo inicié una nueva familia y comenzaron las necesidades de tener algo real, algo que hasta ese momento yo no tenía, porque dependía de resultados. Fue toda una vida de alta competencia y ese es uno de los problemas de la alta competencia: te prepara para un montón de cosas, pero aquella época no era como la de ahora. Si las cosas hubieran sido como en esta época, yo no tendría la necesidad de trabajar. Pero nosotros somos una generación que abrió un camino que hizo posible todo esto, que haya muchos jugadores que vivan del básquet, algo que en mi época era imposible. Por ejemplo, yo hacía tres años que estaba en la Selección nacional y recién logré que Gimnasia me pagara la cena. Hasta ese momento me pagaban el almuerzo y la pensión. Todos esos problemas que teníamos en lo económico eran porque no teníamos la libertad del pase. Y en eso yo le doy mucha importancia, no sólo a la llegada de la Liga Nacional, sino a la creación de la Asociación de Jugadores de básquet.

-También hace un tiempo se puso al frente de algunos comercios…
-Vos sabés que en este país ponés un negocio y es muy difícil que te funcione bien por más de diez años. Siempre hay algún problema. Yo puse dos negocios, pero con las inflaciones que hubo y yo que no tenía una entrada demasiado abultada como para hacerle frente a esas situaciones, se me fueron complicando. Pero el deporte me enseño eso, que hay que pelearla. Perdimos un partido y ahora hay que jugar la revancha.

-Usted ha trabajado siempre en equipo. ¿Se acostumbró a una tarea más individual?
-(Se ríe) Yo no puedo trabajar si no es en equipo, entonces, en mi oficina, colaboro intensamente en la formación de un grupo de trabajo. Tiramos ideas, las compartimos y, si bien hay un encargado o jefe en la oficina, está incorporado dentro del equipo. Es el capitán, no el jefe. Y todos estamos vinculados en cierto punto con el deporte. A tal punto que a un compañero le dije que tenía el físico apto para jugar al rugby. Primero no me creyó, pero a los cinco años llegó a jugar en la primera de Universitario. Lo preparé, porque estoy capacitado y siempre estoy esperando la posibilidad de trabajar en algo relacionado con eso.

-Usted es un símbolo del básquet argentino y llama la atención que no trabaje en ningún club de Mar del Plata…
-Sí, a mí también me llama la atención. Pero yo sé que esto pasa por lo siguiente: yo he hablado con los dirigentes de Peñarol y de Quilmes y les he entregado currículum, por más que crea que no es necesario, para trabajar como ayudante o como manager. Pero los técnicos que entran al club, por una cuestión de salvoconducto, seguramente no quieren que yo esté al lado de ellos. Porque yo seguramente me voy a dar cuenta rápidamente si trabaja bien, si no trabaja o qué es lo que no está haciendo bien. Si los dirigentes fuera inteligentes, tendrían que tener una persona con los conocimientos que yo les puedo dar, para saber si los técnicos trabajan bien, si necesitan algo, que tengan las cosas antes que las necesiten… igual que los jugadores, porque yo las he pasado todas como jugador. Pero son celos que son muy comunes en nuestra sociedad. Los argentinos somos muy capaces, pero muy celosos del crecimiento del que está al lado. Por esas cosas creo que no estoy. Y creo que tendría que estar, porque veo cosas y me he adelantado a sucesos.

-¿Cómo ve la actualidad del básquet formativo?
-Hay equipos importantes en Mar del Plata que, a mi entender, no están siendo bien conducidos en su formación. No voy a dar nombres, pero no coincido para nada. Y eso se va a ver, de hecho creo que se está viendo.

-¿Cuáles son los errores que observa?
-Un poco de todo. Hay algo que es muy doloroso para el jugador, sobre todo cuando hablamos de chicos, que es el desarraigo. Y con este tema de que es más práctico traer que hacer, y como se considera que hacer es una pérdida de tiempo y de plata, seguramente que si hacés los números como un contador te vas a quedar con uno que viene hecho en lugar de uno que tenés que gastar tres años. Pero a la larga, el que te rinde es el que vos hiciste. Porque el que vino, se va y no vuelve. En cambio, el que vos hiciste, se va pero vuelve. Entonces, todos esos que vuelven, son los que vienen con mucha más experiencia y vienen a entregarte el corazón. Ese que vos le pusiste en la formación, no sólo deportiva, sino social y familiar. Y los que no despegan como jugadores, quedan como dirigentes. Eso es un potencial enorme. Pero si vos no armás una estructura deportiva y social alrededor de los clubes, no lo vas a tener nunca.

-¿Y por qué cree que pasa eso?
-Pasa por no estar rodeado de gente que hace años que está en este deporte. Y si vos vas a los clubes fijate los que manejan la Liga. ¿Quiénes son? Yo no sé quiénes son. Creo que cualquier persona que quiera sentarse a la mesa de decisión de un club, va con una cierta cantidad de plata, la pone arriba de la mesa y se pone a decidir. Dice: “Este la tiró, este no la tiró, echalo al americano”. Todo eso porque puso dos mangos. Entonces, en la medida en que esto siga así… Yo no creo que estemos mal, pero podríamos ir mucho mejor. Mar del Plata, que debe ser la ciudad que más tiempo ha tenido dos equipos en la Liga, no puede estar como está. Acá hay clubes que no pueden pagar la cuota de la Asociación. Tampoco puede ser que la Asociación esté como está. Esto es producto de que siempre ha sido manejada por corazonadas y por impulsos. Porque si todos se juntaran, seguramente tendríamos en poco tiempo una potencia del básquet. No hay buena preparación de los jóvenes y no hay una detección de talentos.

PUERTA ABIERTA EN DOLORES

-Usted no dejó de jugar al básquet…
-Ahora estoy jugando en Dolores. Encontré unos pibes macanudísimos, y fue el único equipo que después de un partido me esperó con un asado. Ahí dije: “Esto es lo que yo ando buscando. Acá está”. Lo esencial de la etapa post competitiva es el armado de toda esa estructura, que le hace bien al club. Porque en definitiva un club es una asociación en la que todos se unen en beneficio de los socios. Yo vi que ellos tocaban el instrumento como a mi me gusta. Entonces me acerqué y vi que se podían hacer cosas. Les propuse hacer la clínica y ahora está todo Dolores detrás de esa actividad. Y vas a ver que Dolores va a ser un imán, y el día de mañana van a tener uno o dos equipos.

-Y hace poco se dio el lujo de ser campeón junto a uno de sus hijos…
-Sí, con Ezequiel, el año pasado en Unión. Para mí fue una satisfacción sublime, tuvo un toque de amor que solamente aquellos que pudimos hacerlo lo sabemos. Y tengo uno de 14, Tomás, que también me empezó a dar satisfacciones. Por eso uno se mantiene jugando, porque quiero seguir disfrutando esos momentos de estar en la cancha corriendo con él. Además, mis dos hijas juegan al voley y una está en la Selección sub 14. Yo les doy la oportunidad para que fluyan en el deporte y no los jorobo con el estudio. Es más, los ayudo en lo que puedo, porque tengo la suerte de tener cuarto año de ingeniería mecánica. Yo no me pongo como ejemplo, pero con el deporte conseguí todo. Y cuando el deporte se empezó a deteriorar porque ya uno no era convocado para nada, apareció el estudio. A los 50 años yo me metí a estudiar una carrera. Entonces, ¿cuál es el problema?

-Se lo ve con muchos proyectos que lo mantienen activo. ¿Cree que eso obedece a que su carrera no lo “salvó” desde lo económico?
-Y sí. Yo creo que está bueno esto de lucharla y no tener todo. Ya lo dijo el Papa el otro día: de nada sirve tener los bolsillos lleno de plata si tenés el corazón vacío. Y vos ves que algunos están salvados económicamente y tienen muchos despelotes profundos.

“HOY SON TODOS TIRADORES”

El “Guri” Perazzo, destacado interno de la Selección Argentina, es una voz autorizada para opinar sobre la formación de los hombres altos en el básquet. En tal sentido, se mostró muy disconforme con los métodos actuales. “Antes decíamos que había que poner las fichas en cualquier persona que mida cerca de dos metros. Y hoy veo, en algunos clubes, que hay tipos altos y no se ocupan de ellos. Van más por la habilidad, por el juego con la pelota. ¿Y el juego colectivo? ¿Y una buena cortina o un buen pase? Hoy todos son tiradores. Ahí está el error que tenemos en las divisiones inferiores. Con los hombres grandes no se trabaja bien. Fijate los grandes que han salido de las inferiores de Mar del Plata, son todos tiradores de tres puntos”, señaló.

Al mismo tiempo, apuntó a los entrenadores: “Yo creo que en Mar del Plata hay que hacer un grupo de elegidos, si es posible exjugadores, para que enseñen esas cosas. Porque vos podés ser muy buen técnico, pero si no fuiste jugador de básquet o no estuviste en la lucha fuerte, nunca vas a saber de qué se habla. Yo te diría que los que peor jugaron al básquet son los técnicos. La gran mayoría. Hay raras excepciones, como el “Negro” Romano. Pero como hablan lindo, o no perdieron el tiempo entrenando… porque al estar en cierto nivel vivís entrenando o descasando porque estás muerto. Pero estos tipos han hecho cursitos… hay demasiados cursos y la realidad es que yo conozco uno, que es la educación física“, disparó.

Fuente y foto: El Atlántico.