Parece redundante decir que el seleccionado norteamericano era el candidato claro a quedarse con el título. Sin embargo, era difícil preveer que lo haría de forma tan contundente, ganando todos los partidos por más de cuarenta puntos y bajando la intensidad en los segundos tiempos.
Autor:Fernando Brovelli (@FerBrovelli)
Como es habitual, Estados Unidos combinó en su profundo plantel velocidad, físico y puntería en varias manos para ser indetenible. Canadá, que llegaba invicto a la final, duró diez minutos. La presión que establecía Don Showalter toda la cancha le dio siempre la posibilidad de correr a sus jugadores, que castigaban siempre con volcadas. Te desgastan, te matan de contraataque, te tiran un alley oop y te lo celebran en la cara. A los 16 años, eso te saca de partido. Y así fue: el número 1 del ranking mundial se quedó con el título al ganar por 111-60.
Vernon Carney Jr se quedó con el premio de MVP. Fue indetenible en todo el torneo. Mide 2,08 metros, sabe moverse en el poste, lee bien el juego y tiene una potencia inusitada a la hora de cargar al rebote ofensivo o buscar la volcada. Hay otros jugadores que se destacaron y que hay que seguir de cerca: Andre Curbelo, el base líder de Puerto Rico, o Luka Sakota y Cashius McNeilly, perimetrales bastiones en el equipo canadiense, el más ordenado del torneo.